- Mario Granados Roldán
Aguascalientes, Ags.- 29 de junio de 2021.- (aguzados.com).- Consciente del tiempo y la circunstancia, de su presente y de su futuro en la gubernatura, que tiene fecha de caducidad el 30 de septiembre de 2022, Martín Orozco Sandoval, decidió elevar anclas para recorrer en el proceloso océano de la política electoral, considerando la ruta de navegación previamente trazada por el temporal de las recientes elecciones concurrentes, donde el PAN le puso una sonora paliza a Morena en el municipio de Aguascalientes y los distritos electorales federales y locales.
El martes 8, antes de abordar la modesta lancha de motor alquilada en el muelle de la presa Calles, se dirigió al palenque de la Feria Nacional de San Marcos. Se acomodó en la envidiable primera fila. Ordenó un tequilita con miel de abeja para aclarar la garganta. Pidió el micrófono. Le abrieron el sonido. Y soltó las ocho palabras que como divinas llaves abrieron las puertas del coso donde las peleas son a muerte y sin empate de por medio.
“Se llegó el tiempo de buscar mi reemplazo”, anunció complacido el político panista nacido el 25 de junio de 1967 en Santa María de los Ángeles, Jalisco, quien adelantó los tiempos de su sucesión, que en la liturgia del viejo régimen —Adviento priista, pues—, iniciaba después del quinto informe de gobierno.
Pero como todo ocurre por una razón, al Gobernador de Aguascalientes no le quedó de otra más que reconocer los anuncios de aspirantes y palomos mensajeros, indiferentes a la recomendación de la “sabia virtud de conocer el tiempo” del maestro Renato Leduc.
En consonancia con la carta de navegación mandó a su grumete Gustavo Báez Leos, presidente del PAN Aguascalientes, a destapar a los ya destapados, como son los casos de la senadora Martha Márquez Alvarado, el senador Antonio Martín del Campo, la alcaldesa María Teresa Jiménez Esquivel, y el colado que nunca falta, Fernando Herrera Ávila, quien por cierto fue aplastado en la elección 2010 para alcalde capitalino por la candidata del PRI-PVEM-Panal,, Lorena Martínez Rodríguez, al obtener la zacatecana el 55% del total de la votación emitida contra el 35%, tan solo, del hoy vocero del CEN del PAN.
Al inexperto Báez Leos, el Alzheimer histórico le jugó una mala pasada. Hizo a un lado al triunfador de triunfadores. Negó los meritos de guerra del alcalde electo de Aguascalientes, Leonardo Montañez Castro. Al desestimar el 56% del total de sufragios registrados en las urnas para el PAN-PRD, que le permitió al panista nacido en Asientos, Aguascalientes; pero bueno, el que nace para grumete no pasa de la cubierta, aunque debería considerar el comentario del presidente de la Canaco Aguascalientes, Humberto Martínez Guerra: “El PAN es popular en el Estado, pero no hay nada escrito todavía”.
Dos días después de las proféticas palabras, como parte de las celebraciones por el triunfo del PAN, Orozco Sandoval ordenó sacar las albas butacas de plástico para divertirse en el Juego de las Sillas que tanto le fascina y tanto domina.
Jorge López Martín regresó a la Secretaría de Turismo para organizar la Feria Nacional de San Marcos 2022 y reactivar la industria sin chimeneas con la Ruta del Vino, el Festival de la Calaveras, el Congreso Charro y Villa Navidad, al fin, primero es la economía, después la salud y al último la conservación de la especie humana azotada por las mortales variantes Alfa, Beta y Gama de la Covid-19, y la tercera ola que ya toca la puerta en algunas entidades del país.
El otro cambio se dio en la oficina de prensa con el arribo de Manuel Appendini Carrera, por segunda ocasión, para recoger los destrozos causados por su antecesor, López Martín, el gran depredador de la aldea.
Por último, como no había más sillas por repartir, a Marco Aurelio Hernández Pérez —zar de las concesiones para el transporte público durante la administración del gobernador panista Felipe González González (1998-2004)— lo mandó a su hogar dulce hogar, pero antes le dio las gracias por participar en la Sectur.
Huele a PAN, pero no por mucho madrugar el bolillo o la telera salen más temprano del horno.
Porque alguien tiene que escribirlo: Hasta la próxima.
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