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Vale al Paraíso / Palabras suaves. Expresiones respetuosas

  • Mario Granados Roldán

Aguascalientes, Ags.- 27 de abril de 2021.- (aguzados.com).- En mayo de 1992 apareció en Estados Unidos The Official Politically Correct Dictionary and Handbook (editorial Villard Books), que los autores Henry Beard y Christopher Cerf consideran un diccionario oficial (y satírico) de lo que es políticamente correcto.

La búsqueda de un lenguaje libre de errores, horrores y defectos se extendió en algunos países europeos para eliminar de la comunicación oral y escrita cualquier tipo de agresión racial, sexual o física, que deberían considerar los piadosos candidatos en campaña para evitar críticas y memes dañinos a su salud mental, aunque utilicen eufemismos verdaderamente ridículos, en algunos casos.

El libro incluye verdaderas joyas de esas expresiones suaves, alejadas de dureza o malsonantes, que pretenden respetar a los semejantes; cito algunas aportaciones de Beard y Cerf, otras son de mi autoría:

Los feos pasaron a mejor vida. Nacieron cosméticamente diferentes.

Se escucha mejor folicularmente handicapado que calvos.

Las abuelitas no llevan dentadura postiza, lucen dientes alternativos.

No existen los políticos corruptos, más bien hay seres humanos preocupados por el bienestar de su familia.

El político desempleado no está en la banca, sino descansa merecidamente.

Los militantes de la tercera edad abandonan el segmento de la segunda juventud para unirse al grupo de los cronológicamente calificados.

El Inegi no informa del índice de desempleo, sino la tasa natural de paro.

Los fifis opinan que no hay pobres, más bien son carentes de cash.

En buen cristiano los pudientes reemplazan a los ricos.

Para Morena-Gobierno la economía de México no se derrumba, simplemente está reflejando un crecimiento negativo.

Las tortas ahogadas son bolillos náuticos.

Los obesos no tienen grasa en su estómago, sino una hernia alrededor de su cadera.

El Estadio Sin Victoria es la sede donde juegan los Hidrosayos del Necaxa, una vergüenza más para Aguascalientes.

A las ratas de dos patas se les conocen como amigos de lo ajeno.

El hotel de paso, también llamado “cinco letras”, debe ser catalogado como hotel de turismo momentáneo.

Los educados en el Tec de Monterrey no avisan “voy a hacer del dos”, sino “paso a descargar el intestino”.

En los restaurantes de postín, con tres estrellas Michelín, se pide Pato al Orange en lugar del Gansito con Fanta.

Las empleadas domésticas dejaron de ser las Chachas al recibir el título nobiliario de La felicidad del hogar.

Mocedades debe sustituir en la popular canción Tómame o déjame, esa parte que dice “hueles a leña de otro hogar”, por “traes carbón de otro anafre”.

A los negritos es mejor dirigirse a ellos como subiditos de color.

Los árbitros del futbol mexicano dejaron de ser Nazarenos al transformarse en los Pollitos negros del América.

Al cambiarles los apellidos a los escritores de fama internacional, el entonces presidente Vicente Fox no pronunciaba dislates culturales, sino estaba reescribiendo la historia de la literatura universal.

López Obrador dejó de ser Presidente para convertirse, en el fascinante mundo de los cuentos infantiles, en el Pinocho de Macuspana, por sus recurrentes mentiras mañaneras.

El 26 de noviembre de 2006, en el grupo de noticias de Google, foro ‘es.rec.ficción.misc’, Al'diaspar publicó el comentario siguiente: “Uno de los casos más sublimes que conozco es el de aquella profesora (creo que de la Universidad Autónoma de Barcelona) que se negaba aceptar la utilización de la palabra seminario para designar los trabajos de investigación anexos a las cátedras, o las salas donde se realizan, o las reuniones de especialistas para estudiar un problema concreto. ¿Por qué? Porque consideraba que era un término ‘políticamente incorrecto’: etimológicamente, seminario viene de semen”.

Ojalá los candidatos en campaña sean respetuosos en sus expresiones.

Porque alguien tiene que escribirlo: El candidato pirata de Morena a la Presidencia Municipal de Aguascalientes, Arturo Ávila Anaya, está más muerto que las momias de Guanajuato.

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