- David Pérez Calleja
Aguascalientes, Ags.- 9 de abril de 2021.- (aguzados.com).- La ambición política desmedida de algunos dirigentes de los partidos supera con creces la imaginación de los miserables del gran Víctor Hugo y el desastre electoral toca su puerta. En mis intervenciones públicas y privadas sostengo que la zanahoria de alternancia de los partidos en el poder público ha resultado un tremendo fraude. Afirmo que las coaliciones electorales han sido un fiasco para la gobernabilidad democrática y que son un insulto a la pluralidad política. Las coaliciones electorales no garantizan mejores gobiernos tan sólo benefician a la privilegiada clase política, dueña de los partidos, que se venden cual franquicia al gobernante en turno.
A dos años de su arribo al devastador Poder Presidencial, el autollamado régimen de la 4ª., transformación entró en una espiral descendente. Ese régimen fracasado ha perdido credibilidad y se ahoga en una profunda crisis interna y cinismo sus líderes.
La evolución electoral entre 2018 al 2020 es útil para sostener mi afirmación: en 2019, el porcentaje de electores que votaron en comicios locales de Aguascalientes, Baja California, Durango, Tamaulipas y Puebla, se ubicó en un 33% de su lista nominal. Apenas un año antes, en julio de 2018, habían votado en esas entidades promedio 64% de ciudadanos. Es decir, un 50% de los votantes del 2018, un año después ya no fueron a las urnas. Esta misma tendencia del voto se repitió en las elecciones constitucionales locales realizadas en el año 2020 en dos estados del país; Hidalgo y Coahuila.
La tendencia del voto es reveladora. Es altamente probable que n 2021 sucederá algo similar y la participación ciudadana no será superior al 34% del electorado en donde no hay elección de gobernador, que es el caso de Aguascalientes. En otras palabras, con un padrón de 1 millón 30 mil electores, sólo acudirá a las urnas alrededor de 360 mil votantes, lo que equivale a unos 120 mil votos por distrito electoral federal.
¿A qué podemos atribuir el elevado abstencionismo? 1. Apatía del ciudadano, 2. Desconfianza en sus gobiernos, 3. Percepción de competencia NO Auténtica, 4. Imagen corrupta de candidatos, 5. Instituciones públicas deslegitimadas.
Pienso que el desaliento para votar impacta de manera diferenciada al electorado: en la capital de Aguascalientes y municipios conurbados de Jesús María y San Francisco de los Romo, la abstención entre 2018 y 2019, alcanza el 67% del padrón. Es una conducta recurrente desde las elecciones locales del 2001. En la región más urbanizada, la mejor comunicada de la Entidad y con el mayor número de electores, la participación ciudadana alcanza en promedio del 33 % de electores; en cambio, en municipio con regiones de alta marginación y con menor nivel de servicios, como en Tepezalá, Cosío y San José de Gracia, el índice de participación electoral se ubica por encima del 70% de votantes.
En resumen, podemos presumir que el domingo 6 de junio de 2021, los partidos políticos que administran los programas sociales que controlan por una parte el gobierno federal y por otra los gobiernos locales, tendrán mayor influencia para movilizar votantes para su causa; en otras palabras, con fines electorales intentarán condicionar los programas sociales a cambio de los votos de sus clientes cautivos.
El próximo domingo 6 de junio vamos a votar para elegir 3 Diputados Federales al Congreso de la Unión; 27 Diputados Locales al Congreso del Estado de Aguascalientes y once Ayuntamientos, 86 regidurías y 12 sindicaturas. Llamaremos a votar a un electorado mayoritariamente cautivo. Ese es el que siempre vota. No acudirán a las urnas los determinantes votos switcher que muy probablemente se quedarán en casa. El voto mayoritario será el de electores afines a los partidos históricos, al voto duro proclive al sufragio de la lealtad partidista, el voto clientelar coyuntural y el voto desinformado.
El sufragio mayoritario del domingo 6 de junio no cambiará porque exista un Partido distinto desgobernando desde el poder ejecutivo federal y otro desde el poder ejecutivo local. Los electores emocionales ya circulan como pequeños satélites atraídos por una fuerza gravitacional muy superior a su razonamiento: ellos son votantes que serán muy posiblemente persuadidos por la propaganda.
El domingo 6 de junio, tenemos otra oportunidad más para impulsar la formación de una nueva conducta electoral de la ciudadanía. Y pienso que no estaría de más el intentar persuadir a muchos ciudadanos para que por medio de sus votos se refleje un mayor razonamiento, mayor madurez política. Me parece que vale la pena pedir, en esta ocasión, la emisión de un voto razonado. Un gran voto diferenciado.
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