- Mario Granados Roldán
Aguascalientes, Ags.- 8 de diciembre de 2020.- (aguzados.com).- Aquel sábado, el último del penúltimo mes del año, el jinete Martín Orozco Sandoval anunciaba que se bajaba del caballo ciudadano porque se le había acabado la fuerza de la mano derecha para obligarlo a recorrer los caminos de Dios con responsabilidad y sentido humano, sin reparos ni relinchos.
Justo al cumplir cuatro años de gobernador de Aguascalientes, levantaba la Ley Seca —tan seca como el río Grijalva—; guardaba en el baúl de los recuerdos la imposición de medidas extraordinarias para “contener y reducir la transmisión del Covid-19”; le abría la puerta a la normalidad económica; y les mandaba bendiciones a los organizadores de las fiestas particulares.
El anuncio traslucía el hartazgo de Orozco Sandoval, que es tan antiguo como el viejo testamento. El jueves 5 del mes pasado escribí que de plano el gobernador ya está encabronado. No sabe que hacer con su pueblo desobediente. Tiene la ley para corregirlo, pero se resiste a su aplicación por el costo político que representa para el PAN en tiempos electorales.
Sin importar el libertinaje social y hospitales saturados. MOS les quita el bozal a los borrachos y el arnés a los fiesteros, para que disfruten del puente Guadalupe-Reyes. Las tumultuosas posadas. Las navidades familiares. El recalentado y la resaca. El Año Nuevo para abrazarse muy fuerte. Y aunque los guerreros estarán algo fatigados el 6 de enero, esperarán a los Reyes Magos.
Poco le importa al gobernador los focos rojos encendidos por el jefe de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom, quien destacó que la situación en México es muy preocupante, porque “cuando suben los casos y también las muertes es un problema muy serio y pediríamos a México que sea serio”.
Tampoco le interesan los alarmantes datos presentados por la Secretaría de Seguridad Pública del Estado de Aguascalientes: del 5 al 29 de noviembre se recibieron 3 mil 424 reportes de concentraciones masivas, fiestas o reuniones al número de emergencia 911.
La gráfica publicada en la portada de El Heraldo de Aguascalientes, hace una semana, muestra la evolución alarmante de las muertes de abril (7) a noviembre (350), y exhibe las contradictorias y erráticas decisiones del gobierno panista para contener la Covid-19 (se muestra al final de este texto).
Mientras la numeralia oficial de Aguascalientes dibujará la gran ola de los contagios y fallecidos, Europa construye un impenetrable muro al riesgo de propagación durante las navidades. Qué Dios nos agarre confesados, otra vez.
Porque alguien debe de escribirlo: Un mal gobierno. Imagen desgastada. Bajas calificaciones. Y un candidato de escasa potencia. Perdedor en dos de tres elecciones. Con tan solo el 33% de efectividad en las urnas. Ponen en riego el triunfo del PAN en la elección municipal de Aguascalientes 2021. Y le ofrece a Morena la posibilidad de disminuir la distancia que le saca en estos, según las recientes encuestas.
Revisemos el antecedente histórico del domingo 2 de enero de 2019.
Aunque postuló a una candidata bien evaluada, triunfadora en dos elecciones anteriores, como lo fue María Teresa Jiménez Esquivel, el PAN triunfó con 111 mil 404 votos de los 637 mil 790 ciudadanos inscritos en la Lista Nominal de Electores; es decir, por Acción Nacional no votaron 526 mil 386, que equivalen al 82.5% del total de anotados en el padrón electoral,
Bien recomendaba don Fernando Marcos, el célebre comentarista deportivo, “hay que ser historiador y no profeta”. La lectura sesgada de los resultados de 2019 pudiera causar a los azules una dolorosa derrota, por ahora inimaginable en el cerebro de los obtusos que están empujando al aspirante de 33% de efectividad, como es el caso de Leonardo Montañez Castro.
Coda: El vienes 27 del mes reciente, en su espacio editorial de Radio Grupo, Otto Granados insistió en que el PAN va a la cabeza y el PRI y el PRD, los tres, “deben aliarse y postular como candidatos a los 32 puestos de elección popular de mayoría, más síndicos, regidores y plurinominales, a representantes de cada uno en función de su peso electoral real”.
El jueves, el diputado panista Enrique García López (Quique Galo), presidente del Congreso del Estado, contradice al exgobernador de Aguascalientes. Le da un innecesario portazo a la Nación tricolor cuando todavía no empiezan las posadas. Y sentencia que “los panistas no necesitamos a los priístas”.
Dos días después, el Consejo Nacional del PAN opina lo contrario a García López, reconoce que necesita a los priistas y aprueba la postulación, junto con el PRI y el PRD, de candidatos comunes a la Cámara de Diputados en la elección federal del 2021.
De las 300 candidaturas uninominales, en el reparto el blanquiazul se queda con 61, el tricolor con 53 y el sol azteca con 44, para sumar 158 en total. Tamaulipas, Jalisco, Morelos y Querétaro, están fuera de la distribución.
¿Privará la sensatez, el pragmatismo y la inteligencia de los consejeros nacionales del PAN en sus pares estatales de Aguascalientes, para firmar Convenios de Coalición con el PRI, el PRD y algún otro partido? Ya se verá en las próximas las semanas.
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