David Pérez Calleja
Cuernavaca. Mor, 24 de noviembre de 2020.- (aguzados.com).- El lío fiscal que armaron en 2020 los diez gobernadores del “bloque federalista” desafortunadamente no incluyó al gobernador del Estado de Coahuila, al menos no lo hizo de manera abierta, pero la inconformidad social y política de los ciudadanos coahuilenses se puede observar en el resultado de los comicios de octubre del 2020 cuando el Partido Revolucionario Institucional aplastó la aparente influencia política y electoral del régimen de la cuarta transformación y su debilitado movimiento de regeneración nacional.
Si le agreguemos la rebelión de los agricultores en el Estado de Chihuahua en contra de la administración del agua para riego que es una referencia internacional, crece mi interés por recuperar centenarios episodios políticos de las tierras del norte de la República Mexicana, para tal efecto recomiendo releer el texto “Nacionalismo revolucionario. Orígenes socioeconómicos de la doctrina internacional de la Revolución Mexicana”, publicado en 2003 por Augusto Gómez Villanueva, documento por demás ilustrativo de una política intervencionista de los Estados Unidos de América y sus desavenencias históricas entre políticas demócratas del presidente Woodrow Wilson y los conservadores herederos republicanos del presidente William H. Taft.
Cualquier parecido con la realidad histórica de México es causalidad. Conste.
En los primeros años del siglo XX, “los gobernadores alzados del Norte” decidieron unirse para confrontar al régimen centralista y dictatorial de Porfirio Díaz y sucesores contra-revolucionarios, entre otros, Victoriano Huerta el “usurpador”. Los revolucionarios como Madero, Pino Suarez, Villa y el gobernador de Coahuila, Venustiano Carranza, no contaban con ningún respaldo del régimen republicano de Taft, representado en México por su “operador intervencionista”, el embajador Henry Lane Wilson. La historia de la política internacional registra aquel escenario que se modificó, sensiblemente, con la victoria W.W. candidato demócrata a la Presidencia de aquella nación y la salida de México del embajador Lane Wilson.
Causalmente, cada cien años, la política internacional de los Estados Unidos y México parece repetirse. Hoy vemos un presidente republicano (Trump) que apoya, supuestamente, a un gobernante populista en México (AMLO) con evidentes intenciones dictatoriales y reeleccionistas. Afortunadamente, el sabio pueblo norteamericano que ama a los revolucionarios mexicanos ha decidido desemplear a Trump y elegir a un presidente demócrata. Sin embargo, la evidente victoria electoral de Joe Biden, no ha sido reconocida por el neo-dictador mexicano quien, fatalmente y sin argumentos, le ha negado reconocimiento al nuevo presidente norteamericano en toda su legitimidad política.
Frente a ese vergonzoso ejemplo de derrota política internacional de México a cargo del régimen de la cuarta transformación, resulta invaluable recordar que líderes destacados del Estado de Coahuila como Don Francisco Indalecio Madero, Venustiano Carranza y Doroteo Arango, conocido como Pancho Villa, encabezaron el anhelo de la primera revolución social del Siglo XX, el “Sufragio Efectivo, No Reelección” y el pensamiento ideológico, que nutrió el contenido de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en 1917.
Frente al desastre económico de un régimen de tendencia dictatorial que se instauró en México a partir de las elecciones de 2018, parece indispensable hacer una síntesis de las palabras que, de acuerdo con el Autor Gómez Villanueva, el embajador Lane Wilson dirigió al usurpador Huerta con motivo de su arribo a la Presidencia de México: “nos hemos reunido aquí para presentar a Vuestra Excelencia nuestras sinceras felicitaciones, no dudando que, en las actuales circunstancias porque atraviesa México, dedicará todos sus esfuerzos su patriotismo y conocimiento al servicio de la Nación”.
Citando al autor, resulta ejemplar transcribir las palabras que el embajador Lane Wilson le escribió a la viuda de Francisco I. Madero luego de su fusilamiento: “vuestro marido no sabía gobernar, jamás pidió ni quiso escuchar mis consejos”.
Don Victoriano Huerta, prometía Henry Lane Wilson, “procurará el completo restablecimiento de la tranquilidad, ofreciendo a mexicanos y extranjeros la oportunidad de vivir en paz y contribuir al progreso, a la felicidad y el bienestar de la Nación mexicana”.
Me parece que alguien se equivocó en 1914. El régimen norteamericano a cargo de William H. Taft y de su embajador Lane, provocaron un grave incremento de la violencia en toda la nación mexicana. Su cobarde apoyo al usurpador Victoriano Huerta, sucesor del nefasto Dictador Porfirio Díaz, desangró a la patria.
Casi cien años después, otra equivocación política ha tenido efectos nocivos para la nación mexicana. Desde 2018 se incrementó la violencia física y social, cultural e ideológica; han fracasado los programas de salud pública; se sepultó el fomento a las actividades productivas y hay un pozo sin fondo para sepultar la pobreza con dádivas a cambio de votos.
Entre una magnífica sombra que cubre la alfombra de jardines en la residencia del expresidente de México, Gral. Manuel Ávila Camacho, construida en un fértil rincón de Cuernavaca, Morelos y sobre la calle de los compositores donde se ha plantado La Cañadita, restaurante de agradable atención, se ha inspirado la composición de este ocurso.
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