- David Pérez Calleja
Aguascalientes, Ags.- 17 de noviembre de 2020.- (aguzados.com).- Mi padre murió el 30 junio del 2020 debido a una neumonía grave que seguramente se originó por una lesión de la membrana alveolo-capilar o alveolar-difuso que inflamó sus pulmones y redujo gravemente su nivel de oxígeno en la sangre y padeció una hipoxemia que consumía un tanque de oxígeno al día. El diagnóstico de la muerte se atribuyó a la presencia del Virus Sars2 Covid19 contagiado en los primeros días de junio. Mi familia, al igual que la de otros miles de mexicanos más, no tuvo tiempo para vivir el luto de acuerdo con las costumbres originarias y ciertamente aún no logra ajustarse a su inesperada partida.
El virus del Covid-19, originado en diciembre de 2019 en el territorio de Wuhan, en la provincia de Hubei, China, ciudad especializada en el comercio mundial habitada por once millones de personas en un territorio de ocho mil 467 kilómetros cuadrados, se transformó en Pandemia cuando miles de viajeros que comercian en aquella región partieron hacia los cuatro continentes entre diciembre de 2019 y enero de 2020, en alguno de los 109 vuelos que con destinos directos ofrecía su aeropuerto hacía las grandes ciudades de 20 países.
Gracias a los murciélagos chinos padecemos una sana distancia que nos roba el oxígeno y nos inflama los pulmones debido al pánico social que nos inunda. En México, sólo entre del 1 al 15 de noviembre de 2020, fallecieron 443 personas en promedio a causa del Covid-19 y hay unos 5 mil 142 contagios por día. La suma de muertes asciende a 98 mil 542 personas y alrededor de un millón 6 mil 522 contagiados. A este ritmo, al 31 de diciembre habrán muerto alrededor de 118 mil 477 personas y habrá casi un millón 240 mil mexicanos contagiados.
El Coronavirus proviene de las heces y mordeduras de cierto murciélago chinos que es el portador original. El primer SARS (síndrome respiratorio agudo grave) se presentó en china entre 2002-2003 cuando se contagiaron 8 mil 98 personas de las que murieron 774. Según cifras oficiales, en 2012 nuevamente en China apareció otro Coronavirus denominado MERS (síndrome respiratorio de medio oriente) que registró 2 mil 494 casos de contagio y 854 fallecimientos. Y entre 2016-2017, otra vez en China apareció el Coronavirus denominado SADS (síndrome de diarrea aguda porcina) que afecto a los cerdos que comieron las heces de los murciélagos y provocó la muerte de 24 mil 693 lechones en cuatro granjas de algunas provincias en China.
¿Qué hará China para evitar que sus murciélagos continúen generando Coronavirus?
Más allá de las correspondientes medidas de sana distancia y de higiene extrema de prevención entre la población, el problema de control del Coronavirus debe incluir una
mayor vigilancia de la vida silvestre que ayude a identificar a tiempo los patógenos de alto riesgo para los seres humanos; también un control estricto de daños en la salud de las personas que trabajan o tienen contacto directo con la vida silvestre y la garantía de que existan programas de bioseguridad en los mercados públicos o privados en los cuales se comercia la vida silvestre.
La saturación en la capacidad hospitalaria para atender personas que presentan síntomas de contagio del Covid-19 en México se hará más evidente durante la estación invernal de 2020 -2021. Esta grave saturación provocará más contagios y por consecuencia más fallecimientos. Hay pánico a ser contagiado por Covid-19, y esto ha provocado que miles de pacientes enfermos por diversos padecimientos y que requieren servicios de hospitalización no hayan sido atendidos debidamente. Las autoridades del sector salud no han considerado la gravedad de agotamiento laboral entre el personal médico y paramédico que atiende a los pacientes.
Sí el pánico en materia salud no fuera suficiente, los gobiernos locales y federal sólo anuncian nuevos periodos de confinamiento de personas y paralización de actividades económicas. Estas medidas sólo van a provoca mayor deterioro a la economía familiar.
Las actuales políticas públicas en materia de Salud parecen más orientadas a promover una especie de “desviejero social” y acrecentar el deceso de adultos mayores. Con “gran pompa” el gobierno de México anuncia sus recortes al gasto público en materia de salud y no asigna presupuesto para adquisición de vacunas o estímulo al personal médico.
Andrés Manuel López Obrador parece tener dañados sus alveolos capilares. Y el proceso de inspiración y espiración pulmonar pierde oxigenación a pasos agigantados.
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