- Mario Granados Roldán
Aguascalientes, Ags.- 10 de noviembre de 2020.- (aguzados.com).- En el PRI Aguascalientes, la histórica clase política se enquistó en los puestos de mando partido, se apoderó de las candidaturas a cargos de elección y controló las posiciones estratégicas de los gobiernos emanados de sus filas.
Desde el siglo pasado, los rancios lideres de la sección local del SNTE, los caciques de la CTM como Roberto Díaz y Heriberto Vázquez Becerra, los insustituibles dirigentes ferrocarrileros con Benjamín Zarzoza Díaz al frente, los Olivares, Barberena, Lozano de la Torre, Lorena Martínez Rodríguez (y sus respectivas ramificaciones), secuestraron al tricolor; se repartieron diputaciones locales y federales, senadurías y gubernaturas; les dieron un portazo a los jóvenes; no entreveraron las generaciones; y pavimentaron el camino al infierno.
Mientras eso ocurría en el PRI, el PAN tuvo la sabiduría —quizás la única— de cultivar una clase política emergente que hoy se ubica en el rango de los 30 a 39 años de edad, como es el caso de la alcaldesa María Teresa Jiménez Esquivel, de la senadora Martha Cecilia Márquez Alvarado, del alcalde de Calvillo Adán Valdivia López, del intrascendente diputado federal Francisco Javier Luévano Núñez, de los regidores capitalinos Reyna Espinoza y Cristian Gutiérrez, del exdiputado Juan Carlos Palafox y de la exdiputada Arlette Ivette Muñoz Cervantes.
Mención aparte merece el diputado presidente de la Mesa Directiva del Congreso del Estado, Luis Enrique García López, de 34 años, quien aspira legítimamente a la alcaldía de Aguascalientes, pero los Dinosaurios panistas contradicen el rentable proceder de seguir apoyando a los cuadros que dieron sus primeros pasos políticos en la Dirección Juvenil, y pretenden bloquear a Quique Galo, porque está “muy joven”, como si juventud y vejez fueran las pandemias mortales en las diversas estaciones de la vida terrenal.
A más tardar el domingo los partidos políticos deberán determinar el procedimiento aplicable para la selección de sus candidaturas a cargos de elección popular, de acuerdo a lo establecido por los párrafos segundo y tercero de la fracción II del Código Electoral del Estado de Aguascalientes, en concordancia con la resolución INE/CG289/2020.
Morena tiene diversos procedimientos, desde la tómbola hasta la rifa sin avión, pasando por el Pajarito de la Suerte localizado en el Mercado Terán, las manipuladas encuestas, el muy mexicano volado y lo que diga el dedito del presidente López Obrador.
El PRI recurrirá a un buen samaritano o samaritana. No hay de otra.
En el PAN se optará por el Candidato de Unidad o el proceso interno donde los militantes decidirán quién es el abanderado para retener la alcaldía de Aguascalientes.
Ungir a Leonardo Montañez Castro, con una modestísima efectividad en las urnas de tan solo 33 %, con dos derrotas a cuestas, es una peligrosa contradicción al no seleccionar a un probado ganador en tierra de ganadores.
En una zona de campanarios, donde la jerarquía de la Iglesia Católica —el clero político, pues—, es un histórico aliado del PAN, se mira como una contradicción, deslealtad, ingratitud, que se pretenda postular al pastor evangelista, titular de la Secretaría de Desarrollo Social municipal.
El senador Toño Martín del Campo llamó a la cordura y a la sensatez. Estuvo a un tris de invocar al Espíritu Santo para que ilumine al PAN en la delicada decisión. “Si el PAN no elige candidatos competitivos puede perder la elección”, y fue más allá la voz experimentada: “A ver, varios quieren, pero yo he visto encuestas y algunos de los que quieren, la verdad, con un candidato de Morena perdemos”. Revisemos.
Los últimos comicios en Aguascalientes se llevaron a cabo el domingo 2 de junio de 2019, para votar por presidentes municipales y diputados.
La escasa densidad de los contendientes, el desencanto propiciado por los gobiernos en turno y el rechazo del ciudadano exigente, generaron que Aguascalientes registrara un abstencionismo histórico de 61.1%; en otras palabras, la asistencia a las urnas de fue de tan solo 38.9%, de acuerdo a la Lista Nominal de Electores, integrada por 637 mil 790 ciudadanos.
El PAN triunfa con 111 mil 404 votos, que representa el 17.5% del total de inscritos en la LNE; es decir, 526 mil 386, que equivale al 82.5% del total de anotados, no votaron por Acción Nacional. La lectura sesgada, soberbia, de los resultados pudiera causar a los azules más infectados y muertos que la Covid-19.
Al final de esta columna se muestran datos de “Popularidades panistas” y “Competencia interna”, publicados en la última encuesta de Consulta Mitofsky de finales de julio. Ante los datos duros, puros y macizos no hay defensa, a menos que la irracionalidad aliente el suicidio en las urnas el domingo 6 de junio de 2021.
Porque alguien tiene que escribirlo: Hasta la próxima.
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