- Mario Granados Roldán
Aguascalientes, Ags.- 6 de octubre de 2020.- (aguzados.com).- La ciudad está cubierta por el extenso manto de la prepotencia individual. El desacato a la ley. La indolencia de la autoridad. El desapego a los valores morales. La implosión social. El egoísmo radical. La vulgarización del comportamiento. El ignorado Covid-19. La desarticulación comunitaria.
La pandemia con su Nueva Mortalidad arrojó a los fiesteros a las calles y domicilios particulares, donde la estridente música, el desbordado ruido, la incansable alegría y el ilimitado consumo de alcohol, son las protagonistas de la noche en el guateque de chairos y fifis.
Además, los envenenadores se posesionan de la plaza pública. Ejemplos pasados y presentes dan para escribir la Biblia de la corrupción, el influyentismo, la complicidad, el contubernio y la prevaricación. Revisemos.
El Clarinete publica el viernes 25 de septiembre: Bar con influencias. Vecinos del fraccionamiento Las Brisas y algunos de San Cayetano, además de dueños de otros bares han cuestionado el por qué el denominado negocio “Parrandas Bar” que se ubica en Avenida Fundición y Mar Caribe en Las Brisas puede vender bebidas alcohólicas “para llevar”, cuando a todas luces esta situación esta prohibida por la Dirección de Reglamentos.
Hay que señalar que esta negociación es propiedad de Adrián Aranda hermano de José Aranda quien fuera titular de la Dirección de Reglamentos hasta el año pasado.
La ineptitud de Reglamentos es evidente, aunque la bengala publicitaria diga lo contrario; se anunció que denuncias y quejas se atenderían “inmediatamente”, a través de una llamada telefónica o del WhatsApp, pero no es así.
La sufrida vecina, cansada de muchas noches de desvelo, manda un mensaje el domingo 6 de septiembre por WhatsApp —jamás leído por los funcionarios públicos municipales—, para denunciar que en Calzada de las Américas 200, en el fraccionamiento Vergeles, a unos pasos de la Casa de Gobierno, la música era ensordecedora.
Otra víctima denuncia que en la misma calle, en el 202, “continuamente organizan fiestas tumultuosas, estridentes con música cargada de decibeles y trasmisoras de la Covid-19, que concluyen a las 6 de la mañana del día siguiente. Pero lo más grave es que a las 12 de la noche los anfitriones encienden fuegos pirotécnicos de gran intensidad, que ponen en grave riesgo la salud de los niños, enfermos, confinados por la pandemia, adultos mayores e indefensos perritos”.
La maloliente Dirección de Reglamentos cambió de titular el 24 de octubre de 2019, pero conservó vicios y complicidades, a juzgar por el comentario publicado por El Sol del Centro, en su “Atalaya” del lunes 20 de julio: “Reglamentos no atiende. Vecinos de los fraccionamientos Bona Gens y Gómez Portugal se comunicaron a esta redacción para denunciar que Reglamentos del Municipio capital no hace su trabajo. La noche del sábado y en las primeras horas de ayer se reportaron fiestas con la música a todo volumen, pero les respondieron que los de Reglamentos no atendían zonas conflictivas. Tal parece que no quieren cumplir con su responsabilidad (MML)”.
Desde febrero de este pandémico año, colonos del fraccionamiento Santa Elena segunda sección, denunciaron riñas y problemas constantes en el bar Michelodias; al martes 21 de julio, el problema no se había resuelto, a pesar de que desde febrero enviaron una carta al director de reglamentos municipal, David Ángeles Castañeda, describiendo lo que sucede cada fin de semana.
El lunes 25 de junio de 2019, el periodista Matías Lozano publicó una queja de vecinos de la calle Cerro de la Bufa, por el juvenil desmadre en los antros de la avenida Colosio: “Tenemos videos. Se los hemos enviado. Tenemos números de reportes que nos han dado. Les hemos manifestado incluso que acuden menores de edad. No les importa. Nadie nos hace caso”.
El 10 de julio de ese año escribí de otro caso: El “depósito” Don Vargas hizo lo que le dio su regalada gana hasta que los vecinos de la calle Sierra de las Palomas y los gerentes de Soriana y Plaza Universidad dieron el golpe en la mesa; después de accidentados meses la autoridad municipal, finalmente, clausuró la sucursal de Sodoma y Gomorra.
La encuesta de julio de 2020, aplicada por Mitofsky de Roy Campos, preguntó: “El principal problema del municipio de Aguascalientes que urge atender es…”. La respuesta del 21.5% de los entrevistados fue la “corrupción”, en primer término.
Si el gobierno somete a los guarros con la ley en la mano, los habitantes de Aguascalientes tendrán la calidad de vida que tanto añoran. Pero mientras esto ocurre, ¿Qué se chingue el vecino? ¡Que se chingue!
Porque alguien tiene que escribirlo: Hasta la próxima.
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