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El pensamiento simbólico de Morena (El desgaste de su causa original)

 

 

Isidoro Armendáriz

Aguascalientes, Ags,28 de septiembre de 2020.- (aguzados.com).- En plena campaña presidencial publiqué una carta dirigida al candidato López Obrador, en la cual le dije que algo misterioso tendría que pasar para que él no fuera presidente de la República. También le expresé: “el cambio que usted ofrece tiene que ser sólidamente calculado, socialmente consensuado y gradualmente implementado para que no existan sobresaltos, crisis en las economías, ruptura en las instituciones republicanas y manifestaciones ascendentes de violencia.”

A dos años de distancia la memoria sobrevive al olvido. ¿Cómo desmentir que vivimos en un país deprimido y conculcado? ¿Cómo negar que los datos estadísticos de los gobiernos neoliberales se escondieron en el laberinto del engaño?, ¿o acaso el engaño sutil es un mito admirable ante la penosa realidad social?

 ¡Qué lamentable! Hoy siguen cabalgando los jinetes del apocalipsis: cultura de hierro y muerte, corrupción latente, pobreza sin límites, enfermedad virulenta sin pronta solución y perversidad politeísta inspirada en los dioses de la política.

El partido del presidente tiene un pensamiento simbólico y la causa del desgaste es multifactorial. Morena vive la pérdida de su identidad original al perderse en el desierto del anarquismo, aunque no todos los anarquistas son morenistas, ni todos los morenistas son socialistas

Ironías de la vida: los radicales ingobernables de Morena padecen delirio ideológico y a algunos el poder les genera trastornos singulares. En cambio, los incondicionales del presidente flaco favor le hacen al perder opinión y libertad de crítica. Esto ha generado averías en los mecanismos de control político-administrativo de la cuarta transformación.  

Así, los anarquistas de MORENA desafían a sus hermanos del ala socialdemócrata, surcando el cuerpo del proyecto nacional. De ahí qué, la disputa abrupta del liderazgo nacional de MORENA se ha convertido en la gran manzana de la discordia.

MORENA necesita un cuadro progresista que apoye a su jefe nato, pero que sirva, también, de contrapeso a todo tipo de excesos que lastimen la unidad nacional. Un dirigente que desde la ética cívica de su partido no polarice, no destruya instituciones y sí distinga con objetividad los claroscuros del pasado y del presente.

El pueblo de México no necesita de injertos ideológicos, su cultura política lo autodefine como socialdemócrata. De ahí que sea imposible renunciar a la propiedad privada, que no riñe con las bases fundamentales del estado de bienestar, porque la gran mayoría desea estar bien en lo individual para estar mejor en lo social. Así que las ideas de nuestra especie humana son únicas y auténticas, por eso somos mexicanos.

Para que la cuarta transformación se iguale a la independencia, a la reforma y a la revolución tendrá que promover un nuevo movimiento ético-cultural magnifico. Así, el nuevo líder de MORENA debe tener la resistencia de Cuauhtémoc el emperador azteca, la cabeza estratégica de Morelos, el Espíritu estoico de Juárez, el corazón justiciero de Zapata y la solemnidad constitucionalista de Carranza,

La nación cruza la travesía más difícil de la historia moderna; el gobierno pierde consensos; las acciones de MORENA divagan y la transformación pacífica anhelada camina descalza y con sobresaltos. Hoy, las nuevas instituciones son embrionarias y las viejas instituciones se resisten a morir; la violencia se regodea; la salud pública se quebranta y la economía no tiene signos de recuperación.

Recordemos que desde hace más de 30 años la izquierda social mexicana se dio cita con la democracia, demostrando en 2018 su fortaleza electoral. MORENA, como expresión mayoritaria, se reivindica con el buen gobierno o abdica ante los resultados electorales del 2021.

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