Ciudad de México.- 18 de mayo de 2020.- (aguzados.com).- En Estados Unidos, la organización National Opinion Research Center (NORC), con sede en la Universidad de Chicago, fue autorizada para realizar mediciones por considerarse que su actividad era esencial. El gobierno de este país sabe que el futuro desarrollo del covid-19 depende de qué piensan sus ciudadanos, y para medirlo con precisión la generación de indicadores es fundamental.
En México, el 30 de marzo se anunció la suspensión de algunas actividades como la del Censo de Población y cualquier otro tipo de encuesta presencial, por considerárseles no esenciales. La fase 2 empezó formalmente el 24 de marzo, pero no fue hasta una semana después que hubo una declaratoria sobre si el censo y las encuestas cara a cara en general eran una actividad esencial; es interesante la diferencia de criterios.
El desarrollo de la pandemia va a depender en buena medida de nuestra capacidad para medir correctamente el comportamiento de la población. Entre otros indicadores están los niveles de credibilidad que tenga la autoridad y qué les indique ésta. En una situación como la que estamos pasando, para muchos ciudadanos es muy importante qué les dice el liderazgo que reconocen. Un buen ejemplo para ver estos patrones de comportamiento es lo que pasa en EU.
La opinión pública en EU se ha venido dividiendo cada vez más en los últimos años al punto de la polarización. En nuestro vecino conviven dos realidades a partir de la pertenencia política: existe un país republicano y otro demócrata. En función de esta identidad y de la confianza en su presidente se generan percepciones de naturaleza muy distinta.
El hecho de que haya dos visiones del mundo implica que hay dos percepciones de lo que está pasando y por lo tanto dos maneras de actuar frente a la pandemia. Ejemplo de ello es la percepción de si lo peor de ésta crisis está por venir o se ha superado ya la pandemia. Es claro que los demócratas ven que lo peor está por venir y los republicanos lo ven como un tema ya superado; estas dos percepciones pueden llevar a actitudes completamente distintas de los ciudadanos.
Otro ejemplo de esta diferencia es si los reportes del gobierno sobre el número de muertos es correcto, se está sobrestimando o subestimando. En el promedio es claro que la mayor parte de la población en Estados Unidos cree que se está subestimando la cantidad de muertos, y obviamente mucho más entre los demócratas. Los republicanos opinan exactamente de manera opuesta y creen que la cantidad de muertos se está sobrestimando; los independientes a la mitad de la tabla en estas percepciones.
No es casual que en los estados donde hay mayor apoyo a los republicanos estén más a favor de regresar a sus actividades cotidianas. Creen que lo que les dice el presidente es cierto, no hay mayor riesgo en reinsertarse a la actividad productiva. Aunque en sus estados no necesariamente hayan pasado el pico de la pandemia.
Si en México estuviera pasando lo mismo que pasa en EU, podemos concluir que la gente se va a comportar de acuerdo a como su liderazgo se lo indique. Aquellos que ven a su presidente tomando las riendas frente a la crisis y actuando correctamente lo apoyarán. Por eso tal vez ahora medir los niveles de aprobación con precisión pasa a ser más que relevante.
Aún con la credibilidad que tiene Donald Trump, entre sus bases no deja de haber temores en un contexto de reapertura económica. En el caso extremo cuatro de cada cinco ciudadanos en EU no está cómodo con ir a un restaurante, dos de cada tres no se sentiría seguro con ir a un centro comercial; estos números nos llevan a otra reflexión: aunque los gobiernos decidan reactivar sus actividades no significa que sus ciudadanos estén dispuestos a hacerlo.
Nuevamente, el aprendizaje para nuestro país es si la gente es capaz de reactivarse ante una percepción de riesgo inminente. Es probable que la actividad económica quiera regresar a su cauce normal por indicación de la autoridad, pero eso no significa que la población quiera correr ese riesgo. Una cosa es la intención del gobierno y otra la reacción de la población. De allí la importancia de medir bien.