Ciudad de México.- 27 de abril de 2020.- (aguzados.com).- Hasta hace poco tiempo, analistas electorales en Estados Unidos sugerían que Trump tenía altas probabilidades de ganar la reelección en noviembre de este año. La economía se veía sólida. El crecimiento del PIB en más de 3 por ciento, baja tasa de desempleo, la bolsa de valores con crecimientos récord.
Sumado a la situación económica estaba la condición de la oposición. El Partido Demócrata dividido con una lista interminable de aspirantes a obtener la candidatura de ese partido. Además de criticarse sin piedad durante los debates, se negaban a reconocer alguna virtud a sus colegas. La percepción de debilidad de su candidato más viable, Joe Biden, frente otras opciones como Bernie Sanders, Elizabeth Warren o incluso Michael Bloomberg, contribuía a esta idea.
Los niveles de aprobación del presidente Trump no han cambiado de manera sustancial durante su gestión. De hecho, han sido relativamente bajos para la tasa de crecimiento de la economía. Se ha movido de manera intermitente entre niveles de 38 por ciento en la parte más baja a niveles de 44 por ciento de aprobación de acuerdo con concentradoras de encuestas como Real Clear Politics o Fivethirtyeight. En las mediciones publicadas por CNN puede llegar tan bajo como 31 por ciento su aprobación y tan alto como 62 por ciento su desaprobación. Aún con estos números la probabilidad de que Trump ganara la elección parecía sólida.
Con la llegada del covid-19, todas estas condiciones y supuestos empiezan a cambiar de manera radical. Para empezar, la situación de la economía obviamente está en crisis. En cualquier lugar del mundo, los electorados, ante una caída de la economía de tal nivel, castigan, independientemente de si su liderazgo tiene responsabilidad o no.
Los respaldos al candidato demócrata Biden se están alineando. Se observa un partido más fuerte y unificado. Su compañera de fórmula, sugieren muchos analistas, debería ser una mujer. Es muy probable que su nombre sea Kamala Harris, también ex candidata a la nominación demócrata.
Es evidente que para Trump la crisis de la pandemia es un mal menor comparado con la crisis económica que se avecina. El electorado castigará más lo segundo que lo primero. Su reelección depende más de la crisis económica que de la crisis de salud. Está responsabilizando a los gobernadores de la primera y culpándolos de la segunda.
Por ello la urgencia de Trump de abrir a la brevedad las economías de los estados. Para cualquier liderazgo en el mundo este es el dilema y la pregunta fundamental: ¿qué va a hacer más daño: la crisis de salud o la crisis económica? Para Donald Trump no hay dilema en su reelección. A él le va a hacer más daño la crisis económica.
Los gobernadores de Estados Unidos están en el mismo dilema y, dependiendo de sus tiempos y el desarrollo de la pandemia, están dispuestos a abrir o no su economía. La preocupación por la crisis económica por venir es la misma, pero la de la salud es más inmediata y su responsabilidad más inminente. Al final la económica será del presidente Trump.
Basta ver la cobertura mediática del gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo. Habla con estrategia nacional como si fuera candidato presidencial o como si fuera el propio presidente. Él se refiere a Nueva York y sus condados, pero la fórmula parece servir a nivel nacional. La crisis del liderazgo presidencial la están aprovechando los gobernadores, sobre todo los demócratas.
En los últimos días han aparecido mediciones en las que Donald Trump está por debajo del candidato demócrata Joe Biden. Son relevantes porque este es el inicio de la contienda real después de la salida de Sanders. La diferencia va de cuatro a ocho puntos de diferencia. No es una diferencia amplia, sin embargo, significativa para el momento en el que estamos y para dónde vamos.
El sistema electoral estadunidense es complejo y para hacer un análisis justo habría que tener mediciones estado por estado y ver cómo se conforma el mapa electoral. Es claro que tener el voto popular no implica ganar la presidencia. Sin embargo, en algunos estados con un número de delegados importantes, Trump empieza a verse en problemas.
En todo el mundo, la elección en Estados Unidos es un tema de la mayor relevancia para su futuro. En pocos países como México esto es cierto. No podemos dejar de poner atención en lo que pase de aquí a noviembre en lo electoral en Estados Unidos. Si Biden llega a ganar la presidencia, la relación con nuestro vecino del norte va a ser completamente distinta.