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¿Dónde está Dios?

  • Javier García Zapata

Aguascalientes, Ags.- 25 de abril de 2020.- (aguzados.com).- En unos cuantos días se ha vuelto un lugar común, en una frase estándar, estereotipada, afirmar que nada será igual después de que el mundo se deshaga de la carga que hoy lo ahoga, y que cada día se vuelve más pesada y gravosa. Habrá cambios, tendrá que haber cambios en todos los ámbitos de nuestra vida, algunos de los cuales de hecho ya los estamos experimentando. Esos cambios son tantos y tan radicales, como cuantiosos y complejas las pruebas y desafíos; tan abundantes, que merecen abordajes particulares.

Los paradigmas se han estremecido y no pocos saltaron en astillas. Desde los que se refieren a las cuestiones económicas o de salud, hasta nuestras creencias en la religión, en la ciencia y, claro, en el hombre. Medicina y Sicología, Educación y Sociología, Ética y Estética miran crujir sus estructuras bajo la presión de un adversario de dimensiones microscópicas pero de peso monumental.

Los por qué y para qué de nuestra existencia que teníamos adormecidos, despiertan bruscamente y nos encaran. Se avivan las interrogantes que han acompañado al ser humano desde que se dio cuenta de sí mismo, desde que se percató de su desnudez y, más aun, tuvo conciencia de su fragilidad y su finitud. De alguna manera volvemos al origen.

Cuando pareciera que Dios se olvidó del mundo, después de haber sido desterrado no sólo de la vida pública y privada, sino incluso de sus santuarios, de pronto el mundo se acordó de Dios, los hombres se acordaron de Dios; dejaron de luchar contra Él, de manera que incluso en las redes sociales han amenguado significativamente las burlas a las expresiones de los creyentes, los ataques a los cristianos, siempre vituperados.

Y es que, al fin humanos, todos estamos temerosos frente a lo incierto, y nos aferramos a una luz que, ya estamos viendo, no puede cifrarse en el hombre, en la ciencia, sino en “algo” que nos trasciende y que trasciende al mundo material. Quien no sienta miedo, o al menos desazón, haría bien en consultar a un especialista, porque el miedo es una emoción primaria que nos resulta útil precisamente para la sobrevivencia.

Dice Borges, en esa bella confesión de fe que es el “Poema de los dones:” “Algo que no se nombra azar rige estas cosas”.

Y estas horas oscuras, como las llamaría Neruda (ateo, por cierto), están poniendo a prueba, más que a debate, nuestra concepción de Dios, nuestra creencia en Él.

¿Es esta pandemia un castigo, una obra del Creador? A contrario sensu, ¿por qué su silencio, su inacción, su indiferencia? ¿Dios tiene el control de todo? ¿Nos ha abandonado a nuestra suerte? ¿Dónde está Dios?, se preguntan incluso con angustia quienes en su gran mayoría se habían olvidado de Él.

Desde el encierro físico estamos viviendo una especie de Babel virtual donde todo es confusión, contradicciones, falsas alarmas y alarmantes noticias, abundancia o escasez o negación o tergiversación de información.

¿Y Dios?

Depende de nuestra concepción. Si el “Dios relojero”, que nos dio libre albedrío, o el “titiritero”, sin cuya voluntad no se mueve ni la hoja de un árbol. Yo me inclino por la primera opción: Hizo el Universo y le dio leyes, que justo cuando se rompen, ocurren los milagros… o las tragedias.

Hoy el hombre ha desterrado a Dios y ha tomado para sí el derecho de sacrificar vidas mediante el aborto y la eutanasia, la explotación, la guerra y el hambre, la moderna esclavitud en sus variadas formas, la corrupción...

Y ha querido ir más allá tratando de crear no sólo inteligencia artificial sino también vida artificial. De tanto experimentar y de saquear la Tierra puesta a su cuidado, de tanto ir en contra de su propia libertad, ha puesto en riesgo su propia especie.

En fin. Dios nos dio la fe, nos dio el valor, nos dio la sabiduría. Se nos da Él mismo para que a Él recurramos en busca de protección, de ayuda y luz para enmendar nuestros propios yerros, y de consuelo en las tribulaciones.

Cuando todo alrededor parece oscuro habrá que recordar que la salida tiene un letrero que dice: Amor. Sólo el Amor nos salvará.

 

 

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