Mario Granados Roldán
Los consumidores de lo ajeno. Los Copiavirus. Y las ratas de dos patas. Están de luto. Hace días murió a los 74 años Larry Tesler, el padre del comando Corta/Copia y Pega, Busca y Reemplaza, a quien le debo un gran altar, porque mis archivos, en milenarios inicios, se formaron gracias a la engorrosa tarea de recortar los artículos periodísticos y otros materiales, para pegarlos en hojas de papel de maquina.
El invento trajo consigo historias de algunos sinvergüenzas que se aprovecharon del trabajo de otros, sin importarles el humillante escarnio público.
Perico y yo fuimos muy buenos vecinos. Mediaban unas cuantas casas entre la suya y la mía. Nuestras mamás eran cuatas de doble raya. Ambos hacíamos algunas travesuras, propias de la incipiente niñez. Juntos acudíamos al Catecismo en San Diego, donde él confundía el averno con La Bombonera, el estadio de los Diablos del Toluca. En tiempos de evaluaciones hacía la visita de los siete exámenes, de los ajenos, por supuesto. Para mi amigo copiar/pegar fue su terrenal salvación en los dominios del Espíritu Santo de la educación.
Recuerdo el añejo caso de un asociado al Tec de Monterrey que vendía —no sé si el negocio se mantenga abierto— planes de desarrollo municipal, sin desgastar el amarillo lápiz Mirado, porque la computadora, en calidad de muda cómplice, le ayudaba a copiar y pegar el documento madre para entregarlo a sus clientes por más de cuatro millones de pesos.
La fechoría se descubrió cuando el acucioso funcionario del Implan, al revisar el Plan de Desarrollo Municipal 2011-2013 —presentado en la sesión extraordinaria de Cabildo el 30 de marzo de 2011, presidida por Lorena Martínez Rodríguez—, leyó en varias ocasiones el nombre del municipio de Zapopan (Jalisco), que nada tenía que ver con el de Aguascalientes, que le ordenó la elaboración del documento, modificado días después para desaparecer la evidencia del timo. Enrique Gómez Partida, encargado de escribir el Plan Municipal de Zapopan, perdón, de Aguascalientes, de todos modos recibió su dinero.
En febrero y marzo de 2009, La Jornada Aguascalientes (+) vivió días de gloria —los mejores de su historia—, por el acalorado debate, la intensa discusión y el provocador intercambio epistolar entre sus principales colaboradores permanentes y algunos ocasionales refugiados en El Correo Ilustrado, al destapar la cloaca del plagio y ventilar los fétidos olores de esa deleznable actividad, equiparable al robo, el engaño y la simulación.
El caso correspondió al entonces rector de la UAA, quien fue sorprendido por su secretario particular, el amanuense de sus discursos y artículos periodísticos, que copiaba y pegaba textos de otras instituciones y personajes para ofrecerlos con la firma de Ismael Urzúa Camelo.
Otro sonado episodio, también publicado en las páginas de LJA, se dio el 13 de agosto de 2013 con Nora Ruvalcaba Gámez, editorialista del diario, quien en su texto Veo a Edilberto Aldán caer como un hablador y mamarracho se refirió al director de LAJ.MX en puntuales términos:
Edilberto Aldán en su escrito “Veo a Satán caer como el Relámpago” publicado en La Jornada Aguascalientes el lunes 5 de septiembre de 2011, sin la más mínima honestidad intelectual de quien presume ser un “erudito literario” plagia el título del ensayo de René Girard, editado por Anagrama en 2009, sin merecerle siquiera referir, en el contexto de toda su invectiva, el nombre del escritor francés que analiza de manera magistral la violencia desde lo bíblico a través de la figura del “Satán seductor.”
Edilberto Aldán sabe que comete el delito de plagio, quien sin indicar la fuente se atribuye como propio el título de una obra protegida por la Ley de Propiedad Intelectual. Si a ello agregamos que el escrito de marras contiene frases y párrafos publicados en Internet, la “disertación erudita” del colaborador a sueldo de La Jornada Aguascalientes queda por los suelos y el prestigio intelectual, moral y jurídico también.
Con la accesibilidad web sin detenernos en la calidad del hardware, software, infraestructura de red, idioma, cultura, localización geográfica o capacidad del usuario, el copiar y pegar textos en trabajos académicos, literarios o periodísticos sin señalar su procedencia, se ha convertido en una práctica tan común en el mundo de nuestros día que muchos expertos en el tema hablan de una sociedad digitalizada mal entendida, que es capaz de suplantar autores y autorías en tiempo real, tal como lo hizo Edilberto Aldán en “Veo a Satán caer como el Relámpago”.
Afortunadamente, de copiones no están llenos los panteones; los prefiero vivales y gorrones.
Porque alguien debe de escribirlo: El sistema educativo en Aguascalientes está convertido en el contenedor de la basura del gobernador Martín Orozco Sandoval, quien manda a la pestilente caja metálica a sus corridos del gabinete, como Manuel Appendini Carrera y Enrique Morán Faz. La fotografía publicada en Página 24 muestra esos desechos.
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