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Vale al Paraíso / Los pecados capitales del Gobernador

  • Mario Granados Roldán

Aguascalientes, Ags.- 8 de enero de 2020.- (aguzados.com).- De 1980 a 1983 fui diputado a la LI Legislatura del Congreso del Estado de Aguascalientes. 21 años después regresé para hacerme cargo de la Coordinación de Comunicación Social en la LVIII Legislatura (2001-2004), que se distinguió por albergar a duros guerreros y belicosas adelitas de la política local: Martín Orozco Sandoval, Roberto Padilla Márquez, Antonio Martín del Campo, Miguel Bess Oberto Díaz, Sergio Augusto López Ramírez, Fernando Palomino Topete, Herminio Ventura Rodríguez, Jesús Martínez González, José Manuel El Compadre Martínez Rodríguez, Humberto Rodríguez Mijangos, Edna Lorena Pacheco, Norma Herrera Esparza y María Leticia Ramírez Alba.

El encargo fue por demás interesante. Divertido en algunas ocasiones. Tenso en otros momentos. Y aciagos cuando los Grupos Parlamentarios del PRI, PAN, PT, PVEM y PRD median fuerzas para sacar adelante los temas de su interés partidario.

Al sentir que el miedo no anda en burro, consumí un licuado de paciencia con prudencia, sentido común, sobaditas de lomo, Padres Nuestros y Aves Marías, para surfear alegremente en las turbulentas aguas de la comunicación política parlamentaria, donde fue fundamental conservar el equilibrio informativo individual para no verme sometido a las balas mortales de los celosos francotiradores mencionados en el primer párrafo de esta colaboración, dispuestos a enviarme al panteón de los desempleados, sin escuchar el cristiano argumento de “si te vienen a contar cositas malas de mi, considera que yo no fui”.

Con el legislador Orozco Sandoval, coordinador del GPPAN, tejí una buena amistosa relación. Seria. Profesional. Aderezada con la revisión de temas coyunturales y el intercambio de puntos de vista en los que a veces coincidíamos y en otros diferíamos.

En aquellos años le recuerdo sin gatos en la panza. Amable. Entregado al diálogo. Cercano a la gente. Dispuesto a estrechar la mano ajena. Ayudar a los más necesitados. Y con la puerta de su despacho muy abierta.

Después lo perdí de vista, en su calidad de alcalde capitalino.

Cuando Vale al Paraíso se hospedaba en El Heraldo de Aguascalientes, acudí al palacio menor para entrevistarme con su jefa de prensa, pero no me recibió porque estaba “muy ocupada”.

A Orozco Sandoval lo volví a ver el martes 31 de 2016, un día antes del cierre de su campaña para la gubernatura, en  el restaurante El Almacén, a donde fui invitado a comer por María Teresa Jiménez Esquivel, la candidata a la alcaldía, y por el caballeroso Manuel Cortina Reynoso, el Zenzontle de vistoso plumaje.

El encuentro con el candidato Orozco fue fortuito. Se dio a la salida del antro gastronómico. Estaba con un colaborador revisando el material mostrado en la computadora móvil. Educado, me acerqué a saludarlo. Se levantó. Nos dimos un cordial abrazo. Le dio indicaciones al monito de la computadora. Y enfilamos al estacionamiento donde platicamos ampliamente del resultado electoral que le sería favorable por “una diferencia de 3 a 5 por ciento”, sentenció.

Ya como Gobernador le llamé a su jefa de prensa, la misma del ayuntamiento, quien me regaló la misma receta que en la alcaldía, aunque ahora tuvo la cortesía de mandar un mensaje donde me pedía “tiempo y comprensión” para comunicarse conmigo.

A escasas horas de concluir 2019, en el salón Virreinales del hotel Quinta Real —alejado de la sede del Poder Ejecutivo y en plenas navidades—, Orozco Sandoval entró al confesionario. Rezó el Yo Pecador. Reconoció uno de sus pecados capitales: la lejanía con los aguascalentenses. Y manifestó a los reporteros de la fuente de gobierno sus propósitos de enmienda, entre ellos, el más significativo: “Regresaré a las calles y colonias de la ciudad para estar cercano a la gente, como es mi estilo y perfil”.

¿Dónde se extravió aquel Martín Orozco Sandoval, cercano, de fácil acceso, de cultivadas buenas relaciones individuales y grupales, que traté diariamente en el Congreso del Estado (2001 a 2004)? ¿Dónde quedó aquel alcalde de Aguascalientes (2005-2007) afable, sensible, de trato amistoso y trabajo político por las colonias de la ciudad? No lo sé. Quizás aquellos eran tiempos de sembrar sin descanso para luego cosechar la Gubernaturas en 2016, como así ocurrió.

El segundo pecado capital será tema de otra historia.

Porque alguien debe de escribirlo: Les reitero un Feliz Año Nuevo. Los deseos de la nueva década esperarán. La Real Academia Española ilustró en su cuenta de Twitter que la nueva década comienza hasta el 1 de enero de 2021: "Cada década comienza en un año acabado en 1 y termina en un año acabado en 0”; así, la primera década de este siglo, el XXI, comenzará en 2021.

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