- Columna de Mezquite
- Las Ciclovías, una Política de Estado
(Segunda Parte)
Lic. Guillermo Macías y Díaz Infante
Un sistema de ciclovías se justifica plenamente para Aguascalientes, dadas las condiciones de nuestro terreno (generalmente plano, con excepciones) y por los enormes efectos y consecuencias positivos que tendría, en muchos órdenes, pero mencionaríamos los efectos económicos, los de salud, los de vialidad, los de educación y cultura, los ambientales.
Insistimos en que la bicicleta debe ser vista como un medio de transporte alternativo pero nunca con la pretensión (estúpida por demás) de sustituir del todo al automóvil. Sin embargo lo alternativo no significa ocasional ni mucho menos puramente recreativo. Lo alternativo incluye la constancia y la generalización del uso de la bicicleta. Pero para esto, se requiere de una red integral y funcional de ciclovías, una red que vaya a todos lados y desde luego que sea un sistema diseñado por aguascalentenses para aguascalentenses… pero por quien sepa del tema, no por quien nada sabe y jamás ha andado en bici en la ciudad y peor aún, por quien ningún interés serio tiene en cuanto a un proyecto como este.
La red debe ser integral, es decir, estar por toda la ciudad. Hacer pedazos de ciclovías no sirve de mucho; es un desperdicio de recursos, una pérdida de tiempo, un quedarnos retrasados y sobre todo, es perder dejar pasar el tiempo sin realizar el proyecto de gobierno más importante que puede generarse para el Aguascalientes de hoy y del futuro.
Las ciclovías deben adaptarse a la realidad de nuestras vialidades actuales y planearse y ejecutarse obligatoriamente en toda nueva obra vial, todo bajo un plano integral. La red inicial debe cubrir efectivamente cuando menos cien kilómetros, que representarían un costo de entre siete y quince millones de pesos (la ciudad puede con eso y más, costo que en mucho dependería del tipo de ciclovías que se hicieran) y siendo realizable todo el proyecto, desde la planeación misma, en un plazo de tres a cuatro meses. La seguridad requerida la dan los “bolardos” que son los elementos divisorios de los carriles, que impiden la invasión vehicular. Efectos incómodos los tiene este proyecto, sobre todo en cuanto a afectación de estacionamiento en la vía pública, pero literalmente estos efectos son insignificantes comparados con los beneficios que acarrea su realización, mantenimiento y desarrollo.
El sistema de ciclovías debe hacer factible el acceso en bicicleta a todos lados; si no, no sirve. Y debe integrarse, además de por las vías mismas, por la infraestructura necesaria de paraderos para estacionar las bicicletas en la vía pública y en todo tipo de lugares de aforo públicos y privados. Si se da una red integral de vías, que proporcionen seguridad a los habitantes para andar en bicicleta y posibilidades para estacionarla, sin temor a equivocarme, sostengo que todo mundo usaría la bicicleta. Hombres y mujeres, jóvenes y viejos, estudiantes y profesionistas, trabajadores y amas de casa; unos más, otros menos, pero todos, de manera generalizada y con frecuencia diaria.
Habiendo seguridad, la gente preferirá transportarse en bicicleta que usar el automóvil para ciertos recorridos; insistimos, esto acontecería con frecuencia diaria y de manera generalizada. No debe pensarse en que la gente usaría las ciclovías para largos recorridos; esto sería la excepción pues la mayoría de los traslados sería para recorridos cortos que en promedio serían de entre tres y siete kilómetros.
Por otra parte, diremos que un factor necesario y fundamental del éxito paulatino de una red de ciclovías, además de la seguridad y su extensión integral sobre el área urbana, es el uso de la bicicleta de ciudad, que permite pedalear en condiciones de comodidad; no debemos pensar en la bici de montaña, para uso en ciudad, pues esto es un grave error, porque no ofrece comodidad, al estar diseñada para un tipo de esfuerzo diferente.
La bici apropiada para Aguascalientes, además del cuadro bajo (antes eran de mujer; ahora éstos son cuadros para todos, por su comodidad), requiere de tener sólo tres velocidades. No es problema adquirir estas bicicletas, pues se producen y además son más baratas que otras de más velocidades.
¿Qué debe tener además una bici de ciudad? Ya lo hemos recomendado: una pata para pararla, un timbre chiquito (los que se venden actualmente son espantosamente grandes y de viejo diseño; hay chiquitos, muy modernos y baratos y desde luego muy sonoros). También se requiere salpicaderas (los charcos o calles mojadas serían un enemigo de la conservación de la ropa limpia, así como la placa protectora de la estrella o plato del pedalero, para proteger el pantalón de ensuciarse con la cadena. La parrilla es indispensable para la colocación de alforjas (éstas deben ser de fácil instalación/remoción –quitar y poner- para poder transportarlas al dejar la bici); las alforjas son indispensables para la transportación de objetos (libros, cuadernos, laptop, las compras, etcétera). Es indispensable por seguridad propia el destellador de luz roja trasera y una linterna delantera; al menos, unas cintas reflejantes rojas que hagan visible al ciclista, son necesarias. Y más indispensable que cualquier otra cosa es un candado flexible, con buena chapa (no de combinación) y de una extensión mínima de 1.80 metros para poder abarcar las dos ruedas y el cuadro; de otra manera se corre el riesgo de encontrar una sola rueda o a lo mejor el puro cuadro; esos candados cuestan cien pesos.
Para sorpresa de muchos diremos que un gravísimo error es pretender el uso de casco. El casco desalienta el uso de la bici en la ciudad; en velocidad y en montaña sí es indispensable, pero en ciudad no… no debe serlo. La seguridad de la red de ciclovías debe sustituir a la necesidad del casco.
El sistema de ciclovías, para ser viable, debe diseñarse considerando la idiosincracia del mexicano y debe propiciar la seguridad teniendo en cuenta la incultura de los conductores de automóviles, pero paradójicamente se debe tener presente que un sistema integral de ciclovías genera automáticamente un mejor sistema vial. Las autoridades deben entender que el mejor sistema vial no es el que permite el tránsito de más automóviles sino de más personas.
Se debe tener voluntad política y dimensión de estadista para emprender un proyecto como éste. Es un proyecto que no es para gobernantes pichicatos, miedosos y sin visión. Para hacerlo, se necesita hacer a un lado a burócratas ineptos que todo lo complican, pero lamentablemente hoy por hoy la visión que muestran las autoridades al respecto, es por demás pobre, equivocada, inútil y sin conocimiento de causa. El boletín 375 del Instituto de Planeación Municipal de Aguascalientes es una muestra de esto. Ya lo veremos. (Continuará)
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