Columna de Mezquite
Un Misil Cargado de Perversidad
Lic. Guillermo Macías y Díaz Infante
Aguascalientes, Ags, 19 de julio 2014. (aguzados.com).- Todo acto de terrorismo es siempre reivindicado por quien lo realiza, pues la finalidad de ello es el efecto propagandístico de una causa. No debemos confundir terrorismo con un mero acto criminal que más bien apunta a la perversidad de los opositores de aquellos a quienes se quiere culpar.
El caso del vuelo MH17 de Malasya Airlines, derribado por un misil sobre un territorio en guerra civil, es un acto de perversidad, de intenciones soterradas y de manos ocultas. Si hubiera sido realizado como acto de terrorismo, no habría duda de que ya hubiera sido reivindicado por sus autores; sin embargo, eso no ha acontecido.
La lógica no hace sino apuntar a que el hecho no fue un acto terrorista sino que fue un perverso crimen deliberadamente ejecutado, por una o por otra razón, razón que no encuentra cabida lógica en un plan acción de los rusos ucranianos.
Nada ganarían los separatistas rusos con el derribo de dicho avión, más que el repudio internacional generalizado. Tampoco puede ser un error de los propios secesionistas habitantes de la república de Doniestk, error que fuera por confundir el avión comercial con un transporte militar ucraniano. Un avión, a 10 mil 600 metros de altura, volando a 900 kilómetros por hora, a 20 kilómetros de la frontera rusa y precisamente en dirección hacia territorio ruso, no podía ser un transporte militar ucraniano; si fuera un transporte militar que llevara tropas o pertrechos a Doniestk, no iría a esa altura ni a esa velocidad en esa posición ni en esa dirección. Por lo tanto, este error es también es descartable.
Los rusos tampoco ganarían nada con el derribo de dicho vuelo comercial ni con apoyar militarmente a los ruso-ucranianos para el derribo de la aeronave.
Luego entonces, la línea de reflexión debe apuntar hacia quienes hoy apresurada e insistentemente buscan culpar a los rusos de Ucrania y a Rusia misma.
El misil pudo haber sido disparado por los ucranianos, o por los ucranianos en acuerdo con otras potencias, con el propósito de derribar el avión en que viajaba Putin regresando de América Latina, avión presidencial que confluyó en trayectoria con el vuelo de Malasia Airlines poco antes, en el espacio aéreo polaco; sobre esto, baste ver la similitud del avión malayo y el presidencial de Putin, que son casi idénticos hasta en colores y por lo tanto confundibles inclusive visualmente (la altura justificaría el error visual aún con uso de miras telescópicas). En caso de que Putin hubiera sido el blanco pretendido y a la postre confundido con el vuelo comercial procedente de Ámsterdam cuyos casi trescientos ocupantes fueron a fin de cuentas las víctimas, de todos modos el acto sería una acción intencionalmente criminal, desde luego con propósitos trascendentalmente de poder, con proyecciones geopolíticas; un fallido magnicidio.
No es de extrañar la posibilidad del propósito de asesinar a Putin, es decir, no es descartable la opción de una intención de magnicidio. Cuántas veces se ha visto la mano criminal en magnicidios a lo largo de toda la historia, en todos los rumbos del planeta y por los motivos más variados; por lo tanto, eso no es de extrañar.
Esta posibilidad tiene el mismo peso, las mismas posibilidades, que la intención de haber sido realizado el acto perversamente por manos ocultas que dispararon el misil, para matar inocentes de todas las nacionalidades, con la intención de culpar a los enemigos y hacerlos objetos del repudio internacional. Los intereses económicos y de poder de los imperios y de las alianzas de imperios, no conocen límites para sus acciones.
Estas reflexiones las podemos concluir apuntando la idea de que ninguna investigación logrará esclarecer la verdad en este asunto, pues de suyo todo el entramado del acontecimiento será manipulado de mil maneras para ocultar la verdad. Además, pretender que de una investigación internacional el resultado apuntara hacia occidente -si es que ello fuera la verdad-, es una opción francamente impensable, ingenua.
Esta matanza en el aire alcanzó a un administrador del deporte, amigo de una estimada amiga mía holandesa, así como enlutó a cientos de familias en Holanda y en muchos países del mundo. Casi tres centenas de vidas fueron extinguidas instantáneamente en el aire, y con ello se acabaron proyectos de vida, cúmulos de realizaciones y de experiencia, de capacidades y de potencialidades, en fin, de riqueza humana, extinción debida a la pobreza misma del hombre, a su perversidad, cargada en la ojiva de un misil.
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