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Todos Somos (Responsables de) Ayotzinapa (II Parte)

Columna de Mezquite

Lic. Guillermo Macías y Díaz Infante

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Aguascalientes, Ags, 21 de octubre 2014.- (aguzados.com).- Ha calado hondamente a todo lo largo y ancho del país lo acontecido en Iguala con la desaparición de los cuarenta y tres estudiantes a manos de la policía, hecho del cual pronto se cumplirá un mes y del que no hay resultados en cuanto a la localización de los cuerpos (siendo ya presumible casi con certeza que los estudiantes fueron asesinados).

A diario hay hechos violentos en México, sobre todo los relacionados con el crimen organizado, dado el clima de inseguridad generalizado que prevalece en el país, pero el cometido en Iguala cimbró a la nación en todos sus ámbitos, a la clase política, a la presidencia misma, por ser un crimen de estado, un asesinato masivo en el que participó la fuerza del estado y al parecer de una manera por demás sanguinaria, cruel, inaudita si es que como ha sostenido el padre Solalinde, fueron quemados y tal vez quemados vivos. Un crimen de lesa humanidad.

La trascendencia de este acto excecrable es grave. El país se puede incendiar en cualquier momento. Los agravios acumulados son muchos y Ayotzinapa puede ser la mecha que encienda el polvorín. De los resultados que se obtengan de la investigación que realiza el gobierno y del tino con que éste maneje su presentación dependerá en gran medida lo que acontezca en el país en los próximos días, semanas y meses.

¿Cómo es posible que a casi cuatro semanas de la desaparición de los normalistas, no hayan sido localizados los cuerpos, si hay ya al menos cincuenta detenidos como presuntos partícipes en la desaparición? ¿Ninguno de esos cincuenta individuos ha declarado qué hicieron con los estudiantes y a dónde los llevaron? Esta incertidumbre está generando una bomba de tiempo en el país y está mostrando una ineptitud de las instituciones para resolver el asunto, pues no logran penetrar en las redes criminales que fraguaron y consumaron este asesinato masivo que sin duda marcará gravemente la historia de México y a partir de esa penetración desentrañar la verdad de lo acontecido y sobre todo, los niveles de penetración criminal en el gobierno mismo.

ayotzinapa21oct14bAl parecer los criminales (policías y sicarios) detenidos, han inclusive burlado a la autoridad con información falsa sobre el lugar del crimen o de los entierros clandestinos, enviando a los investigadores a otras fosas –escenarios de otros crímenes múltiples- fosas que son parte del cementerio clandestino en que están convertidos los cerros de los alrededores de Iguala.

El crimen en sí mismo –un crimen en que se involucra el estado mismo-, la falta de resultados de la investigación y la desesperación de los familiares y de los demás estudiantes compañeros de los desaparecidos, está generando en México un coctel explosivo de alcances incalculables por el momento.

La conciencia nacional ha entrado en crisis. La nación se sabe agraviada, pero al mismo tiempo se siente responsable de un no hacer y solapar un sistema ineficiente y corrupto.

ayotzinapa21oct14cSe han realizado ya en todo el país manifestaciones masivas, todas integradas por miles de personas, para repudiar el crimen y exigir la resolución del caso y se realizarán más, habiéndose convocado para el próximo miércoles una gran protesta estudiantil a nivel nacional. Pero no sólo son manifestaciones; ya hay actos de violencia –fue incendiado el Palacio de Gobierno de Guerrero-, cierres de carreteras, secuestro de vehículos de carga y de reparto de mercancías de grandes empresas, toma de radiodifusoras, toma de alcaldías de los pueblos de Guerrero y se amenaza con la toma de aeropuertos e instalaciones públicas. En Michoacán resurgen las autodefensas. A nivel internacional la manifestación ya es fuerte y la noticia se expande por todos los rumbos del mundo, afectando gravemente la imagen de México y desde luego la del gobierno.

La solución del asunto se estima difícil. La penetración misma del crimen organizado en las esferas del poder, dificultará el esclarecimiento de los hechos. Llegar a la verdad se antoja casi imposible y si se llegara a ella, hay que considerar que existe en México una gravísima situación de falta de credibilidad en las instituciones.

La inconformidad va en escalada y los motivos de ella se van a ir juntando. No sólo será el crimen de Iguala en sí mismo, sino la suma de los agravios acumulados lo que podrá desencadenar una explosión generalizada.

Ante una explosión de inconformidad social la turbulencia alcanza todos los ámbitos, todos los niveles, todos los rumbos y todas las instituciones. Vendría una situación de caos absoluto, dado que los grupos de interés, las ideologías y los actores que entrarían en conflicto serían muchos y muy diversos. Se pulverizaría el conflicto en manos de muchos grupos y alcanzar un entendimiento, una pacificación y una reconstitución del país sería algo que se antoja de la mayor complejidad, de la mayor dificultad para que la nación alcanzara una estabilidad y tranquilidad hace mucho perdidas y un nuevo rumbo como resultado del proceso de transformación.

Estas situaciones forman una de las vertientes de las posibles consecuencias de Ayotzinapa. La explosión del país en razón de una profunda crisis de conciencia.

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Sin embargo sería una explosión difícil de extinguir, dado que como parte de los ingredientes de la explosión estarían la corrupción, el narcotráfico y el crimen organizado que a través de muchas actividades delictivas mantiene la ley del terror en todo el territorio nacional. ¿Cómo saber en un conflicto de éste alcances, quiénes están en cuál bando? ¿Cómo regenerar el tejido social y cómo curar las instituciones? ¿Cómo extirpar el cáncer social de la indolencia y negligencia cívica, de la corrupción y de la criminalidad?

La otra vertiente es la conformidad, la sacudida de modorra social durante unos días o semanas y la vuelta al desinterés público, vertiente en la que se darán más casos como el de Ayotzinapa y como todos los que acontecen a diario en el país, casos en los que tal vez uno de nosotros sea la víctima y entonces no podamos más que alzar la voz desde el sepulcro o que la víctima lo sea alguno de los nuestros y entonces volvamos a rasgarnos las vestiduras en una espiral de indolencia sin fin.

Un gobierno que mata y quema a sus jóvenes ciudadanos, solapado por la indolencia y negligencia del pueblo mismo, se inscribe en libro de los regímenes criminales de la historia del mundo. El crimen de Iguala es responsabilidad de todos los mexicanos. Asumamos nuestra responsabilidad.

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