Jorge Varona Rodríguez
Aguascalientes, Ags, 23 de noviembre 2015.- (aguzados.com).- La historia de la humanidad y nuestra relación con el planeta se encuentra en un momento determinante para la configuración del futuro. Hoy tenemos el desafío global de edificar una sociedad respetuosa de la naturaleza y los derechos humanos, que combate la desigualdad y consolida una cultura de la paz.
Entre los retos que enfrentamos, el cambio climático representa una gran amenaza al porvenir de las naciones, ya que pone en riesgo el desarrollo sustentable, la seguridad alimentaria, la salud, el progreso social y económico, con sequías, inundaciones, huracanes, plagas y muchas otras reacciones naturales atípicas derivadas de este fenómeno.
De ahí que sea fundamental trazar y cumplir un plan de acción conjunta que nos permita, en el corto mediano y largo plazo, en cada rincón del planeta, frenar el cambio climático y sus consecuencias. Hay que tomar conciencia sobre la gran problemática que representa la concentración excesiva en la atmósfera de dióxido de carbono, metano y otros gases de efecto invernadero, así como de nuestra responsabilidad al contribuir, directa o indirectamente, a la generación de este fenómeno dado el alto consumo de combustibles fósiles de la civilización humana.
De forma voluntaria o involuntaria, conscientes o no, en mayor o menor medida, las generaciones que nos precedieron y las actuales somos responsables del estado actual del planeta. Por esa razón todas las personas, las comunidades y los gobiernos, debemos asumir un papel corresponsable en la lucha contra el cambio climático.
Si bien, de acuerdo a la Agencia Internacional de Energía (IEA, por sus siglas en inglés) nuestro país contribuye con menos del equivalente al 1.5 por ciento de las emisiones globales producto de la quema de combustibles fósiles, México está llevando a cabo significativos esfuerzos en la materia. (Cabe señalar que Estados Unidos y China producen en conjunto más del 50 por ciento de las emisiones, de ahí que la trascendencia de fijar una visión mundial de responsabilidad compartida).
En Aguascalientes contamos con una nueva normatividad, en armonía con la Ley General de Cambio Climático y el Convenio Marco de las Naciones Unidas en la materia, a través de la cual se establecen claros objetivos y prioridades para hacer frente a este desafío que nos afecta a todos y no reconoce fronteras.
En la cumbre climática de la COP21, a celebrarse en París del 30 de noviembre al 11 de diciembre próximos, el gobierno de México promoverá la firma de un protocolo con valor jurídico vinculatorio, que sea aplicable en todos los países y genere mayores certezas.
Los resultados a alcanzar dependen de que cada país asuma, con responsabilidad global, un compromiso sólido, manifiesto en un instrumento legal, que establezca estrategias bien definidas y transparentes para la reducción de gases efecto invernadero. Es vital impulsar un modelo de desarrollo global sustentable, que adopte metas más ambiciosas para la mitigación del cambio climático, promueva la cooperación, garantice e incremente el financiamiento de programas, proyectos y acciones.
Para hacer frente a este desafío, la participación de la sociedad es fundamental. Hace unos días, el Centro Mario Molina, la asociación civil que dirige el mexicano ganador del Premio Nobel de Química, presentó un estudio que formula una serie de medidas para que, en el mediano plazo y a un bajo costo, nuestro país reduzca más de 50 por ciento las emisiones de metano, concretamente en la industria del petróleo y el gas natural. Incluso el análisis señala una alta rentabilidad económica con el paso de los años, dado que las adecuaciones y nuevos controles capturan volúmenes considerables de gas natural que podrán ser comercializados. Es decir, es una propuesta concreta, económica y viable para reducir nuestras emisiones.
La reforma energética, además de impulsar la trasformación y modernización del sector, nos da la oportunidad de reducir sistemáticamente las emisiones, cumplir con los objetivos climáticos y establecer una ruta que nos permita incrementar la producción y el consumo de energías limpias. El nuevo marco legal posibilita la creación de un mercado nacional de energía eléctrica, principalmente solar y eólica, donde la libre competencia y las políticas de desarrollo sustentable, permitirán brindar un mejor servicio a los usuarios, reducir las tarifas, y sobre todo, se podrá avanzar más en la transición hacia el desarrollo de energías limpias y altamente competitivas a escala global.
El cambio climático es un gran desafío planetario, que debe ser atacado localmente, atendiendo retos y problemáticas particulares de cada región, para que el conjunto de las acciones de todos adquiera proporciones globales. De esta forma los resultados que generemos realmente serán efectivos y contribuirán a edificar un planeta sustentable.
Alrededor del mundo tenemos que reconocer nuestra interdependencia y la necesidad de actuar colectivamente. La gran diversidad de formas de vida que hay en la tierra tiene un valor, más allá de que sea útil para los seres humanos. En ese sentido, el bienestar futuro del planeta y de nuestra especie podrá garantizarse en la medida de que transmitamos valores de respeto a la naturaleza y actitudes cotidianas de sustentabilidad a las nuevas generaciones.
La civilización humana ha sido, en muchos sentidos, irresponsable. Jean-Jacques Rousseau advirtió un rasgo poco deseable de la condición humana: “la imposibilidad de encontrar la sencillez de la naturaleza unida a las necesidades sociales”. Es imperativo modificar esta actitud. Al consumir y producir, recordemos que cada uno de nosotros puede contribuir a frenar el cambio climático.
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