Tania Robles
México, D.F., 29 de noviembre 2015.- (aguzados.com).- El 27 de noviembre de 1985 despegó el satélite Morelos II desde Cabo Cañaveral a bordo del transbordador Atlantis, que formara parte del extinto Sistema Satelital Morelos, el primero de telecomunicaciones domésticas satelitales del país.
Este sistema, conformado por los satélites Morelos I y II, fue el primero en ser de propiedad mexicana, pues anteriormente las emisiones televisivas y redes de telefonía, a las cuales estaba dirigido este programa, eran otorgadas por señales rentadas del consorcio internacional Intelsat al que México se adhirió en 1968 para la transmisión de los Juegos Olímpicos de México.
En 1985 los esfuerzos del país por adquirir su propio sistema de comunicaciones satelitales se vio plasmado en el lanzamiento del par de satélites.
Antecedentes y características
Anterior a esto, en 1979 el gobierno mexicano inició los trámites para la obtención de la posición orbital geoestacionaria ante la Unión Internacional de Telecomunicaciones (ITU, por sus siglas en inglés) para colocar el sistema satelital mexicano que se buscaba. Entonces, bajo una coordinación entre México, Canadá y Estados Unidos, se acordó en 1982 que nuestro país ocuparía las posiciones 113.5º oeste y 116.8º oeste con satélites híbridos operarios en las bandas C y Ku. Estas posiciones finalmente fueron ocupadas por el Morelos I y Morelos II, respectivamente.
Los satélites Morelos I y II eran muy parecidos, la diferencia fue que para el segundo México tuvo la oportunidad de además contar con la contribución de ingenieros, técnicos y científicos mexicanos; existió la posibilidad de preparar experimentos espaciales que volaron a bordo de la cabina del transbordador espacial a manos del astronauta mexicano Rodolfo Neri Vela. El peso de cada uno era de 700 kilogramos y las celdas solares que tenían eran de una eficiencia menor a 10 por ciento en la transformación de energía solar en eléctrica para alimentar el satélite, especialmente los transmisores.
Morelos I fue puesto en órbita en junio de 1985 por el transbordador Discovery, y el Morelos II, por el transbordador Atlantis, ambos de la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA, por sus siglas en inglés). Fueron construidos por la compañía Hughes Aircraft, dentro de la cual, mexicanos participaron en el diseño del vehículo espacial y del segmento terrestre, especialmente en estudios de la dinámica orbital, de cómo lograr que el satélite aguantara más tiempo en órbita. Eran de la serie HS-376 y contaban con 18 transpondedores en la banda C y cuatro en la banda Ku, cada uno. El satélite Morelos II se mantuvo como respaldo del Morelos I. Se hizo uso de una técnica llamada órbita inclinada en la cual el uso del combustible disminuyó en comparación con la órbita ecuatorial usual en la que se tiene que controlar que el satélite no salga de su espacio angular a 36 mil kilómetros de altura, una gran aportación científica por técnicos mexicanos para alargar y casi duplicar el tiempo de vida útil del satélite.
"Todos los satélites de comunicaciones se encuentran en una órbita llamada geoestacionaria a una altura de 36 mil kilómetros sobre el nivel del mar en el plano ecuatorial. Giran a la misma velocidad que la Tierra, por lo que siempre tienes exactamente en el mismo punto tu satélite", agregó el doctor Francisco Javier Mendieta Jiménez, director de la Agencia Espacial Mexicana (AEM).
El punto de mantener en la misma posición el satélite ocasiona que este tenga un enorme gasto de combustible. Hace décadas, el funcionamiento de un satélite estaba calculado en cinco años y tenía que ver con el gasto del combustible, en este caso, Morelos II logró permanecer activo hasta 2004. Actualmente el combustible de los satélites y su capacidad de mantener su posición geoestacionaria se ha expandido por nuevos sistemas de estabilización de propulsión iónica, de plasma o eléctrica hasta 15 años, por ejemplo.
En esos satélites todavía se manejaban sistemas de comunicaciones analógicas y no digitales como sucede hoy en día. Otro aspecto que ha cambiado desde hace 30 años, es que la banda C ahora se comparte con las comunicaciones terrestres, como el Internet inalámbrico en muchas de sus aplicaciones.
Además se construyeron dos centros de control en México para mantener el control y aprovechar al máximo su explotación. El satélite Morelos II fue sacado de su órbita asignada, y apagados sus sistemas el 14 de junio de 2004.
El futuro de los sistemas satelitales en México
Gracias a que México logró entrar en esa etapa temprana, hoy podemos manejar satélites de mayor capacidad. "Ya manejan datos, video digital, alta definición, Internet y otras comunicaciones que no son para el público, sino corporativas entre bancos, entre gobiernos, por ejemplo transacciones que se requieren entre empresas. Todo esto vía satélite o fibra óptica, entonces tierra y espacio se complementan. Las comunicaciones fijas se hacen normalmente por fibra óptica y la distribución ya se hace por cable, pero cuando se requiere movilidad y cobertura en todo el país, la única forma de llegar es vía satélite, sobre todo para países como México que tiene poblados en los que no hay formas de comunicar más que por satélite”, platicó el director de la AEM.
Los satélites hacen posible la comunicación de poblaciones y gobiernos de manera casi instantánea que permite, entre tantas cosas, la predicción, prevención e identificación de desastres naturales. “Los satélites, no solo los de comunicaciones, sino también los de monitoreo de la Tierra permiten observar antes del desastre, por ejemplo con el huracán Patricia”, añadió.
Los gobiernos actualmente debaten entre ser propietarios o rentar capacidad en los satélites. "Desde el punto de vista de la tecnología y la ingeniería, es mejor ser propietario de tu sistema satelital porque no solo tienes la tecnología, la seguridad, la operación, sino que aparte tienes la flexibilidad de su uso y la transferencia de tecnología de un proveedor, fabricante o comercializador, que fue el caso del Morelos I y II”, concluyó el doctor Mendieta, quien fuera partícipe en los experimentos espaciales automáticos llevados a cabo durante el programa del Sistema Satelital Morelos.
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