- La idea es pasear a donde sea al menor costo posible, pues se trata de salir de la rutina
Alfonso Morales Castorena
Aguascalientes, Ags., 25 de Julio de 2014. (aguzados.com).- Hemos visto ya en las dos primeras entregas, el tipo y clase de vacaciones escolares que se brindan dos sectores de nuestra sociedad, pero el tercero de ellos, que como en toda actividad humana también participa, no permanece indiferente a gozar de ese periodo de asueto y dentro de la medida de sus posibilidades se une a ese placer de descanso anual.
Solo que en este segmento de nuestra sociedad - la clase que menos recursos tiene para enfrentar exorbitantes gastos - sus integrantes se solidarizan y forman pequeños grupos de paseantes, en algunos casos, en otros, se une la mayoría de los residentes de una colonia proletaria para cuando menos llevar a sus hijos a divertirse a algún centro recreativo cercano a su ciudad de origen.
En ambos casos, quienes fungen como líderes de ese tipo de asentamientos humanos, contando con la venia de sus vecinos, se hace cargo de contratar un vehículo dedicado a este tipo de menesteres con todo y su chofer, programa el destino del viaje y el costo total del mismo se prorratea entre los futuros viajeros.
La idea es abaratar los costos del viaje, "vender" a precios baratos el aforo total de la unidad automotriz y en la mayoría de los casos, “sobrepoblar” el vehículo con tal de que cada jefe de familia "pague lo menos posible", sin tomar en cuenta los riesgos mortales que ello implica, todo por disfrutar de las sacrosantas vacaciones escolares.
De esa forma en este tipo de viajes o "excursiones de fin de año", como también se les conoce, los interesados no pasan de aportar, cuando mucho trescientos pesos por persona, que para una familia compuesta de seis miembros, no pasa de los dos mil pesos y todos contentos y felices "salen a divertirse".
Se olvidan riesgos, medidas de seguridad, planes de viaje, recorridos turísticos porque no los hay, no se cuenta con un supervisor de viaje, tampoco con el famoso y obligado por las autoridades del ramo, "seguro del viajero", se carece de guía del periplo y no se contemplan gastos de hospedaje porque convierten el autobús que los transporta en "su hotel" y así todos los viajeros pernoctan hacinados en los reducidos espacios y asientos de la unidad de motor, las dos noches de los tres días de que consta el viaje.
Tampoco se prevén gastos de alimentación, porque la mayoría de los paseantes comparten e intercambian todo tipo de comestibles sin las mínimas medidas de salud e higiene y si como consecuencia de ello, enfrentan algún tipo de malestar o enfermedad, se recurre a los consabidos "remedios caseros", ya de vuelta a casa "se acudirá a los centros asistenciales médicos a que tienen derecho, para encontrar el alivio de los males que les aquejaron en sus vacaciones escolares".
Las Otras Vacaciones
En cambio, otro sector de esa misma clase social, la que es considerada por los sociólogos como "la más baja de la sociedad", sin otro camino a la vista para brindar a sus hijos "el premio que se merecen por concluir sus estudios" disponen de unos cuantos pesos para "llevarlos a divertirse a los centros recreativos de su lugar de residencia", aun cuando esa distracción de sus recursos les limite la manutención del resto de la familia.
Pero para los estudiantes, miembros de esta clase social, nada es más importante que gozar de su periodo vacacional en los balnearios y centros de atracción turística de su lugar de origen y gustosos, con la alegría que les brinda su juventud, atiborran esos lugares y disfrutan al máximo el placer que les brindan.
Eso sí, no cuentan más que con el dinero suficiente para liquidar su boleto de acceso, la compra de la consabida torta y el refresco y el importe de su viaje de ida y vuelta a casa, cuyo costo total no excede los cien pesos por individuo y si acaso, alguno de ellos carece de esa cantidad para asistir a tales sitios, "la cooperacha entre los cuates no se hace esperar", todo sea por gozar de las merecidas vacaciones escolares.
Por eso es muy común que en estas fechas el único balneario que existe en la ciudad, ubicado en la comunidad de Valladolid, municipio de Jesús María, se vea atiborrado de alegres estudiantes que ahí disfrutan a placer de su periodo anual de descanso educativo y por esa causa al lugar fue "bautizado" por los estudiantes de escasos recursos económicos como Playadolid o Vallartadolid y hasta la fecha así es conocido por la sociedad en general.
Variaciones del Fin de Cursos
Existen otras variaciones en el horizonte vacacional escolar, las que tienen como objetivo mantener en tareas ocupacionales educativas a los educandos, desde primaria hasta bachillerato y en algunos casos se incluye a los universitarios, aun cuando estos asuman el papel de "maestros" encargados de atender reducidos grupos de educandos, de los que ya hablaremos en la siguiente entrega, así como del temido "regreso a clases".
{ttweet}