- La iglesia católica espera buenos resultados del Segundo Informe presidencial
Alfonso Morales Castorena
Aguascalientes, Ags., 1° de septiembre de 2014.- (aguzados.com).- El vocero oficial de la Diócesis de Aguascalientes, Carlos Alberto Alvarado Quezada, al reflexionar sobre el Mes de la Patria, retomó un tema tratado en la Conferencia Episcopal Mexicana (CEM) que habla sobre la situación que está viviendo el país, "que no son sólo días de banderitas y desfiles, sino qué está sucediendo en México, a dónde nos llevan las transformaciones de nuestra Patria, pero también qué nos está exigiendo como ciudadanos y a la vez como cristianos", dijo.
Alvarado Quezada puntualizó que "este Mes de la Patria nos llama a reflexionar sobre su realidad, a amarla, a quererla, a defenderla, porque tristemente algunos que son nacidos aquí y luego se van, conocen otros lugares y dicen "lo otro está mejor", cuando dejan la cuna que los vio nacer y jamás regresan a ella, sobre todo cuando hablamos de nuestro México".
Amar nuestro México, dijo, "es defenderlo, quererlo, es vivirlo intensamente, a vivir una civilización del amor, hacer de nuestro México lo mejor que queremos para él y a eso estamos llamados como cristianos que somos, como ciudadanos, a transformar una Patria lacerada, tan lacerada por tantas realidades negativas que estamos viviendo".
Cuestionado sobre lo que espera la iglesia católica del segundo informe presidencial, el presbítero comentó "estamos a la espera de conocerlo, cuáles fueron los avances, cuál es el trabajo de nuestro Presidente de la República, el señor Peña Nieto, es interesante conocer sus avances, sobre todo cuando se hagan los diferentes análisis políticos".
"Pero también los diferentes análisis sociales que se ven desde una realidad, desde la sociedad, a nosotros nos interesa para conocer los avances o los retrocesos, pero también y lo más principal, hacia dónde vamos", señaló.
Necesario desterrar crisis de legalidad y moralidad
Al intervenir el vicario de la Diócesis, Raúl Sosa Palos, en la conferencia de prensa que el prelado ofreció en la Casa del Obispado, en ausencia de su titular, José María de la Torre Martín; dijo que "el episcopado asume la tarea de incidir desde la misión de la iglesia, tanto en la conciencia personal y social, como en los diversos factores de riesgo que explican la violencia en nuestra Patria, para transformar esa realidad con la fuerza del Evangelio".
Sosa Palos dijo que la violencia es un problema de salud pública y urge intervenir en tres factores con la esperanza de desterrarla; la crisis de la legalidad; la debilidad del tejido social y la crisis de moralidad.
Afirmó que la raíz más profunda de la violencia es la pérdida del sentido de Dios, que lleva a un desprecio de la vida humana, la fe en Dios ilumina la realidad, creemos en un Dios creador, que nos ha sido revelado en la historia de la salvación, lo conocemos a Él y a su proyecto de amor por medio de Jesucristo.
A Jesucristo lo conocemos por medio de la Palabra de Dios y ésta nos ayuda a tener una comprensión más aguda de lo que es la violencia y de la tarea de los discípulos en la construcción de la paz.
La respuesta de Dios a la humanidad que se ha dejado seducir por el mal, dijo Sosa Palos, es la promesa del Mesías, en Cristo se realiza la esperanza judía del "shalmón" definitivo y la promesa del Reino de Dios, Jesús rechazó la violencia y pide lo mismo a sus discípulos, los alienta a trabajar por la paz, que en un don de Dios y tarea del hombre.
Quien vive la experiencia de la conversión, añadió, se dispone a acoger libremente el don de la fe, que da a su vida un horizonte nuevo y una orientación decisiva, la fe libera del aislamiento del yo y lleva a la comunión.
La misión apostólica que el Señor nos confía, aseguró el vicario general de la Diócesis, comienza con el anuncio de la paz, que no es ausencia de conflictos, sino anuncio de la presencia de Dios con nosotros, que implica el compromiso de recorrer el camino que lleva a la restauración de la armonía en las relaciones entre los hombres y con Dios, venciendo el mal con la fuerza del bien.
El secreto de ello, es el amor, única fuerza capaz de cambiar el corazón del hombre y de la humanidad entera, el punto de partida es la preservación de los fundamentos de la convivencia humana, la verdad, la justicia y la libertad, que los discípulos de Cristo asumen desde la fuerza que los mueve, la caridad, terminó diciendo el sacerdote.
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