- Mujeres que se presumen “normalistas” de Cañada Honda, vuelven a crear el caos en el centro
- Participan personas de otras entidades del país en el bloqueo de calles y avenidas
- Se niegan a declarar cuáles son sus demandas y piden aportación económica a automovilistas y peatones molestos
Carlos Romo Medina
Aguascalientes, Ags, 29 de mayo 2015.- (aguzados.com).- Llegan en silencio. Parece que van a cruzar la calle y en la señal de luz roja se detienen a media calle para desplegar unos banderines con cuadros anaranjados y verde limón. Los automovilistas y los propios agentes de vialidad son sorprendidos por un pequeño ejército de presuntas alumnas de la Escuela Normal de Cañada Honda, que de esa manera se apoderaron de los cruceros del centro de la ciudad.
Unas cuantas de ellas mantienen su rostro cubierto porque se estima que son alumnas de la Normal de Cañada Honda, las otras vienen de Durango, de Guerrero, de Oaxaca y muestran su rostro. Un puñado de no más de 60 “normalistas” bloquearon la Avenida López Mateos en su cruce con la calle José María Chávez, punto estratégico para comunicar la ciudad capital de sur a norte y de poniente a oriente y viceversa.
También bloquean el crucero de la calle Rayón con la misma Avenida José María Chávez. Si acaso una veintena de ellas tapan el paso. Los agentes de vialidad se repliegan. La autoridad desaparece y ese punto de la ciudad se torna en tierra de nadie, o más bien, de las normalistas de Cañada Honda que rechazan ser entrevistadas, pues las preguntas no son respondidas. Sólo el silencio y unas miradas recelosas reflejan un vacío de propuestas.
Van como corderos, una por una y la gente se les enfrenta. Les demanda que permitan el libre tránsito de las personas, derecho consagrado en la Constitución, pero hacen caso omiso. Permanecen mudas, impávidas, como si el sol estuviera a punto de derretirlas bajo sus ardientes rayos.
Los comerciantes de la zona se quejan de que sus ventas han sido muy bajas desde el pasado jueves, día en que realizaron el primer bloqueo. De la ley y su cumplimiento nadie se acuerda, pues en esos puntos de la ciudad la autoridad momentánea son ellas, nadie más. Las autoridades municipales renunciaron a su facultad de garantizar los derechos del resto de la población.
Una automovilista las enfrentó y hubo jaloneos entre ella y un cuarteto de “normalistas” cuando intentaba despojarlas de una manta que exhibían. Mientras tanto intentaban obstaculizar el trabajo de reporteros gráficos y camarógrafos.
Como en horario de medio tiempo en cualquier empleo, las “normalistas” en punto de las dos de la tarde se retiraron con la satisfacción del deber cumplido.
La ciudad poco a poco retomó su habitual ritmo de vida, mientras el alcalde seguía despachando desde su oficina, plácidamente, bajo la brisa del aire acondicionado.
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