Alfonso Morales Castorena
Aguascalientes, Ags.- 24 de diciembre de 2016.- (aguzados.com).- En nuestra entrega anterior hablamos de lo excelsa celebración cristiana para conmemorar el nacimiento del Mesías anunciado por los profetas muchos siglos antes de que ocurriera ese feliz acontecimiento.
Ahora intentaremos conocer la fecha exacta del nacimiento del Niño Dios, sobre la que existen diversas teorías sobre cómo se llegó a celebrar la Navidad el 25 de diciembre, que surgen desde varios modos de indagar el asunto, basados en algunos datos conocidos sobre la fecha en que nació Jesús.
Tales orígenes pueden variar según sea la festividad religiosa que lo celebre, aunque la fecha exacta del nacimiento del Redentor del Mundo no la registran ni el Antiguo ni el Nuevo Testamento, éste que se le conoce como la Biblia y que es el que rige todo acto cristiano dentro de la liturgia católica.
Aún así casi todos los investigadores y eruditos en el tema precisan, con sus asegunes, un 25 de diciembre como la fecha más probable del nacimiento de Jesús, porque ese día los pueblos de la antigüedad celebraban el solsticio de invierno, sobre todo en el hemisferio norte donde la temporada invernal inicia el 21 de diciembre de cada año.
Solo que la instauración de esa fecha como el día central de tan significativo evento, se hizo varios siglos después, apenas comenzara el testimonio del investigador religioso Sexto Julio Africano, allá por el año 221, acerca de la fecha del nacimiento de Rey de Reyes en Judea y por datos hallados en el calendario litúrgico filocaliano del año 354 después de la era cristiana.
Cálculo de su origen
Los investigadores religiosos han intentado calcular la fecha del nacimiento de Jesús tomando la Biblia como fuente informativa, basándose en la afirmación de Lucas, que asentó que en el momento de la concepción de Juan el Bautista, su padre Zacarías, que era sacerdote del grupo de Abdías, oficiaba en el Templo de Jerusalén y por esa cuestión según Lucas,Jesús nació aproximadamente seis meses después de Juan.
Las crónicas de esos aconteceres indican que había 24 grupos de sacerdotes que servían por turnos en el templo y al grupo de Abdías le correspondía el octavo turno, contándose la integración de cada grupo desde el inicio de cada año.
De esa manera y según lo encontrado en la Biblia, al grupo de Abdías le correspondía realizar su servicio en el Templo de Jerusalén a principios del mes de junio, o sea del 8 al 14 del tercer mes del calendario lunar hebreo.
Ahora bien, al seguir este supuesto, si los embarazos de Isabel y María se desarrollaron de forma normal, Juan el Bautista habría nacido en marzo y Jesús de Nazareth en septiembre, cuya fecha coincide con lo que se señala en la Biblia, según la cual refiere que esa noche varios pastores cuidaban de sus rebaños en pleno monte, lo que difícilmente podría haber ocurrido en diciembre.
Al respecto los investigadores sostienen que cualquier cálculo sobre el nacimiento de Jesús debe estar ajustado a esta fuente informativa primaria y que en base a ello la fecha correcta de su venida al mundo, debe estar entre septiembre y octubre o sea a principios del otoño.
Para ello toman en cuenta el censo ordenado por César al tiempo del nacimiento del Hijo de Dios, para conocer si era verdad que había nacido el hijo de Dios, el Rey de Reyes, lo cual obviamente no pudo haber sido en diciembre porque es la época de un intenso frío en Jerusalén, la razón es que el pueblo judío era proclive a la rebelión y hubiera sido imprudente ordenar un censo en esa época del año.
Solo que en otra segunda hipótesis, los estudiosos del tema refieren que como los turnos religiosos de quienes servían en el Templo de Jerusalén eran semanales, como lo confirman los manuscritos del Mar Muerto descubiertos en Qumrán, a cada grupo le correspondía estar de servicio dos veces al año.
Así al grupo de Abdías le tocaría servir en el sacro recinto a finales de septiembre o sea del 24 al 30 de ese octavo mes judío y en base a esta segunda versión, que se tomaría como punto de partida para establecer la fecha precisa del nacimiento del Salvador, Juan el Bautista habría nacido a finales de junio y Jesús a finales de diciembre.
Al menos así lo asientan en sus manuscritos algunos escritores cristianos, como Juan Crisóstomo, (347-407) que asegura que Zacarías recibió el mensaje acerca del nacimiento de su hijo Juan en el día del Perdón, el cual se celebraba en septiembre u octubre.
Por otra parte y en una tercera posible hipótesis, según los historiadores, cuando el Templo de Jerusalén, fue destruido en el año 70, el servicio religioso estaba a cargo del grupo sacerdotal de Joyarib y si ese oficio sacerdotal no fue interrumpido desde el tiempo de Zacarías hasta la destrucción del templo, se calcula que el grupo de Abdías pudo realizar su trabajo en la primera semana de octubre y entonces el nacimiento de Jesús de Nazareth podría haber ocurrido el 6 de enero y se tomaría entonces como la fecha correcta de tan significativo acontecimiento para la religión cristiana.
Así entonces en un tratado anónimo sobre solsticios y equinoccios se afirma que «Nuestro Señor fue concebido el ocho de las calendas de abril, en el mes de marzo, para ser exactos el 25 de ese mes de marzo, que es el día de la Pasión del Señor y de su concepción, pues fue concebido el mismo día en que murió», que de ser verídica la información, se dice que si Jesús fue concebido el 25 de marzo, la celebración de su nacimiento se fijaría nueve meses después, es decir, el 25 de diciembre, como la iglesia católica lo celebra cada año.
El Mensaje Diocesano
Para concluir, el obispo diocesano, José María de la Torre Martín, al dirigirse a la feligresía hizo suyas parte de las reflexiones contenidas en la Carta Apostólica Misericordia et Misera que el Papa Francisco envío a los católicos, en la que expresa que “hemos celebrado un año jubilar intenso, en el que la gracia de la misericordia se nos ha dado en abundancia”.
La bondad y la misericordia se han esparcido por el mundo entero como un viento impetuoso y saludable y delante de esta mirada amorosa de Dios, que de manera tan prolongada se ha posado sobre cada uno de nosotros, no podemos permanecer indiferentes, porque ella nos cambia la vida, dijo el prelado.
La misericordia tiene también el rostro de la consolación, añadió De la Torre Martín, consolad, consolad a mi pueblo, son las sentidas palabras que el profeta pronuncia también hoy, para que llegue una palabra de esperanza a cuantos sufren y padecen, no nos dejemos robar nunca la esperanza que proviene de la fe en el Señor resucitado.
Es cierto, dijo el obispo, a menudo pasamos por duras pruebas, pero jamás debe decaer la certeza de que el Señor nos ama, su misericordia se expresa también en la cercanía, en el afecto y en el apoyo que muchos hermanos y hermanas nos ofrecen cuando sobrevienen los días de tristeza y aflicción, enjugar las lágrimas es una acción concreta que rompe el círculo de la soledad en el que con frecuencia terminamos encerrados.
El jefe de la iglesia católica en la entidad terminó diciendo “hagamos extensiva la misericordia de Dios a través de gestos concretos con nuestros hermanos” y recordó la frase de la extinta Madre Teresa de Calcuta “no importa cuánto damos, sino cuánto amor ponemos cuando damos” y concluyó su charla señalando “que esta Navidad 2016 Cristo nazca en el corazón de todos nosotros y en el de nuestras familias, reciban todos ustedes un abrazo de alegría cristiana y mi cariñosa bendición”.
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