- Se titula La ciudad de Aguascalientes. Lugar de encuentro y de lucha por la vida, la paz y la equidad
- Es de la autoría del catedrático universitario Jesús Antonio de la Torre Rangel
- Es una obra dirigida al público en general, no solo a los especialistas en derecho o historia.
- El libro expone cómo la ciudad se ha configurado como un lugar de paso, de encuentro y de lucha
Aguascalientes, Ags.- 19 de septiembre de 2020.- (aguzados.com).- El Departamento Editorial de la Universidad Autónoma de Aguascalientes (UAA), dio a conocer la obra titulada La ciudad de Aguascalientes. Lugar de encuentro y de lucha por la vida, la paz y la equidad, de la autoría del catedrático e investigador de la carrera de Derecho, Jesús Antonio de la Torre Rangel.
El libro contiene fotografías de José Francisco de la Torre y los comentarios estuvieron a cargo del profesor investigador, adscrito al Departamento de Historia de la UAA, Enrique Rodríguez Varela y del titular de la Notaría 16, Xavier González Fisher.
Este último, afirmó que la historia camina en círculos e indicó que el libro expone cómo las problemáticas que se remontan a la fundación de la ciudad, de una u otra manera permanecen hasta la actualidad.
Recordó que en sus orígenes, los habitantes desobedecieron las disposiciones jurídicas que regían los mecanismos de desarrollo urbano y en lugar de poblar en los espacios destinados, lo hicieron a su libre albedrío.
Aunado a ello, desde los primeros años, se constataron los problemas del agua, pues si bien el nombre de la ciudad sugiere la abundancia del vital líquido, lo cierto es que era apenas bastante y suficiente para esos pocos habitantes del pasado.
Conforme fue creciendo la población y se abrieron tierras labrantías para riego, de la mano del abuso de privilegios por parte de algunas personas, que deseaban mayores cantidades, el agua empezó a escasear.
González Fisher señaló que este contexto, que se puede contemplar con solo echar un vistazo al pasado, nos revela que los problemas de la actualidad no son muy diferentes de aquellos que ya existían en los primeros años de vida de Aguascalientes, solo que ahora vuelven agravados y con nuevos desafíos, de ahí que la historia pareciera caminar en círculos.
En seguida compartió que el libro nos lleva apreciar, desde otras perspectivas, a la ciudad de Aguascalientes, pues nos muestra que tenemos un casco histórico bonito, que recuerda a esa demarcación que su fundó originalmente.
En suma, la vocación de nuestra ciudad para celebrar eventos que reúnen a personas de otras latitudes, no es un fenómeno reciente, sino que se remonta a la Convención de 1914; ello pone en evidencia que Aguascalientes es un punto de encuentro que congrega a personas y figuras de nuestro de país.
Por otro lado, Enrique Rodríguez Varela señaló que se trata de una obra que no pretende ser un libro de historia, sino de cariño por la ciudad. Para ello, el autor recurre a la memoria de las generaciones pasadas.
Pero también acude a su propia memoria y a la de sus hijos, que está enraizada en lo que somos y en lo que heredamos, porque la vida de los muertos perdura en la memoria de los vivos, en la memoria colectiva, que construimos entre todos.
De esta forma, el libro busca responder a preguntas elementales: qué somos, qué heredamos y qué tenemos, desde la firme intención de explicar para comprender.
El fotógrafo José Francisco de la Torre compartió lo que significó para él retratar Aguascalientes, con la perspectiva de que su trabajo pasaría a formar parte de una obra que rinde cuenta de la historia y de la vida de la ciudad.
Reconoció que la arquitectura y los espacios, desempeñan un lugar central en las piezas que pasaron a formar parte del libro, como testigos del paso de la historia.
Finalmente, el autor compartió algunas vicisitudes durante la elaboración del libro y agradeció el apoyo del Departamento Editorial de la UAA, por su interés de publicar esta obra desde la belleza del libro-objeto.
En seguida presentó la organización de la obra: los primeros cuatro capítulos, abordan las raíces históricas de la ciudad, para luego dar paso, a exponer un inventario del legado material e inmaterial que nos heredaron las generaciones pasadas en la forma de actividades culturales, dinámicas sociales, políticas, así como los recintos que conforman nuestro patrimonio.