- Conozca acciones que le ayudarán a mantener la mente estable el mayor tiempo posible
Moisés Rubio *
Guadalajara, Jal, 10 de agosto de 2024.- (aguzados.com).- Constantemente me preguntan en las consultas ¿doctor que puedo hacer para cuidar mi cerebro? ¿Qué suplementos puedo tomar para la memoria? ¿Si mi padre tiene Alzheimer que puedo hacer yo para evitar que me pase también?
Lamentablemente como sucede en la mayoría de los casos no existe una respuesta única o un método mágico y cien por ciento eficaz; pero la literatura médica busca encarecidamente estrategias que nos ayuden a prolongar la calidad de vida y funcionalidad de una sociedad que vive cada vez más años y que por lo tanto está expuesta a enfermedades neurodegenerativas.
Es bien sabido que al paso de los años nuestras capacidades van cambiando, no solo las físicas donde es evidente el paso del tiempo; sino también en nuestra agilidad mental, capacidad para procesar nueva información y velocidad en toma de decisiones.
Por lo tanto, tenemos que tomar acción para cuidar a nuestro cerebro, dejar de pensar que el olvidar las cosas es parte de la edad y normalizar una situación anómala, es decir ya no pensar en el erróneo concepto de la “demencia senil” y buscar un concepto más alentador como el envejecimiento exitoso.
¿Qué debo hacer para tener un cerebro sano, aunque tenga 60,70 o 100 años? Los artículos científicos nos sugieren realizar 4 cosas para mantener la mente estable el mayor tiempo posible.
Ejercicio físico. No existe un mejor oxigenador cerebral que la actividad física, la recomendación puede variar dependiendo la literatura en cuestión de tiempo necesario, sin embargo, el punto crucial de la actividad física es moverse regularmente de preferencia en alguna actividad de bajo impacto (ej. natación) si existen problemas articulares o que sea del agrado de la persona lo cual además muy posiblemente estimulara a la par el punto número 3.
Ejercicio mental activo. Frecuentemente me comentan sobre sopas de letras, lo cual no está del todo mal pero no es tan llamativo y parece tampoco ser tan benéfico. La recomendación es una actividad que ponga en marcha el cerebro, que piense, analice y posiblemente hasta tenga que crear estrategias como jugar ajedrez u otros juegos de mesa.
Aprender cosas nuevas (un idioma, una manualidad, un oficio) son estrategias más llamativas y aunque costara un poco más de trabajo serán de mayor beneficio a la larga, necesitamos pensar en el cerebro como un musculo, si lo utilizo constantemente se mantendrá fuerte y sano.
Socializar. De entrada hay que recordar que el ser humano es una especie social por naturaleza, no es necesario ser el alma de la fiesta o presidente de la cuadra para mantener activa esta parte de la salud cerebral pero definitivamente el interactuar con nuestros pares, el mantener conversaciones y sentirnos parte de un grupo es parte fundamental para que nuestras neuronas se mantengan conectadas, el ejemplo claro de esta situación es que durante la pasada pandemia el encierro y la poca interacción en persona detono muchos casos de deterioro cognitivo.
Cuidado de la salud en general. No es ningún secreto que, si mi glucosa, mi presión arterial, mi alimentación e hidratación son buenas me sentiré mejor, pero además el tener control sobre todos los aspectos de la salud ayudaran de manera directa a que nuestro cerebro permanezca lo más sano posible, si bien ningún cerebro saldrá ileso de esta vida es mucho más factible que salga con menos cicatrices si mi presión arterial y mi glucosa se mantienen en cifras correctas, si mi riñón, hígado y pulmones trabajan lo mejor posible, o si mi corazón trabaja correctamente.
El objetivo principal de realizar todas estas actividades hay que tenerlo claro no es que evitemos el proceso propio del paso de los años y que realizando todas estas actividades tendremos un cerebro de 20 años toda la vida, el objetivo es que conforme pase el tiempo podamos mantener independencia y funcionalidad puesto que como pintan las cosas cada vez vamos a vivir más y hay que hacerlo de la mejor manera.
* Moisés Rubio es neurólogo clínico y académico de la UAG