- La obesidad puede condicionar a que se desarrollen las formas graves o críticas de COVID-19
Ciudad de México.- 14 de febrero de 2021.- (aguzados.com).- La obesidad, una enfermedad pro inflamatoria crónica de baja intensidad de alta prevalencia en México, en juego con la infección por SARS- CoV-2, han consolidado una sindemia, es decir la suma de dos epidemias, tristemente evidenciada por la alta mortalidad que ha sufrido nuestro país en esta crisis sanitaria.
Así lo expresó el catedrático de la Universidad del Valle de México (UVM), Campus San Rafael, médico de profesión, Sergio Gustavo Zúñiga Sánchez, quién durante la ponencia Obesidad y COVID 19, detalló lo que han revelado las recientes investigaciones y observaciones en el mundo acerca de cómo interactúan ambas enfermedades.
Al recordar que la Organización Mundial de la Salud (OMS) define a la obesidad como un padecimiento que se caracteriza por presentar un exceso de grasa corporal, perjudicial para la salud, enfatizó que esta es una enfermedad inflamatoria crónica basada en la adiposidad.
Indicó que esta es la base celular y molecular que une el engranaje entre la obesidad y la infección por SARS-CoV-2, tristemente evidenciada por la alta mortalidad en nuestro país, aquejado ahora por la interacción de ambas pandemias, la consolidación de una sindemia.
A inicios de la pandemia, los primeros reportes de investigadores de China, Italia y España documentaron la elevación de distintos biomarcadores de inflamación como la proteína C reactiva, dímero D, interleucina 6 y TNF alfa y que esta elevación de moléculas era directamente proporcional a la gravedad de COVID-19, llamando a esta primer observación como tormenta de citocina, que más tarde se denominaría como Síndrome hiperinflamatorio, involucrado con el desarrollo del Síndrome de Dificultad Respiratoria Aguda y falla orgánica múltiple, ocasionando una menor supervivencia en pacientes con COVID-19 grave.
Dijo que debemos entender que la obesidad puede condicionar a que se desarrollen las formas graves o críticas de COVID-19; el paciente con obesidad cursa con un proceso inflamatorio (de bajo grado), además se ha señalado que este grupo de pacientes también puede cursar con alteraciones en la microbiota intestinal, fenómeno conocido como disbiosis y en parte se ha empezado a correlacionar con la gravedad de COVID-19”, señaló.
Sin embargo, otros investigadores han distinguido en particular a la grasa visceral que está presente en el abdomen como un marcador de COVID grave.
Zúñiga Sánchez agregó que de esta manera reconocemos que la obesidad, en particular a la que tiene una distribución central conformada por la grasa visceral ubicada en abdomen y una disbiosis intestinal, condiciona un estado inflamatorio con una respuesta inmunológica disfuncional y que a la llegada del SARSCoV2, este incrementa aún más esta respuesta inflamatoria, condicionando la aparición del Síndrome Hiperinflamatorio en el hospedero, explicó.
Para terminar, refirió que las estrategias que se deben iniciar con el paciente con obesidad, bajo el contexto de COVID-19, es aprender día a día el impacto que desencadena el SARS-CoV-2 en el cuerpo humano y con toda seguridad, entender que requiere de intervención multidisciplinaria obligada.