
- Prohibir y castigar es reacción violenta, consigna la historia luchas generacionales manifiestas en la contracultura
Ignacio Ruelas Olvera
Aguascalientes, Ags, 22 de abril de 2025.- (aguzados.com).- La era digital trasmite sonidos e imágenes a velocidades impresionantes, en ese mérito “las verdades personales” crecen exponencialmente, la posverdad. La edificación de la verdad es un desafío.
La saturación auditiva y visual han fragmentado la verdad, dejó de ser absoluta. Ahora la verdad se hace en construcción colectiva. Sería ideal fuera en sentido ético. La verdad en audios e imágenes, hoy, facilita manipularse y descontextualizarse.
La fotografía ha detenido el tiempo para reflejar una realidad pretérita, pero es maleable desde su concreción digital, así su verdad es confusa. La posverdad entronizó las emociones y creencias personales en clave no verificable.
Disputar, contrastar fuentes, revisar contextos de audio, imagen, noticia, es quid para construir una verdad más sólida, menos manipulable.
Prohibir narcocorridos, apología de la violencia, no resuelve el problema “desde las causas”. La razón es simple, la estética, dice Kant, está en las categorías del entendimiento. El padecimiento social es el tráfico de tóxicos, trasiego de una prohibición, la sintomatología está en la noticia, sus datos impulsan narrativas de la realidad.
Los corridos son manifestaciones de la injusta distribución de la riqueza, falta de empleo, mala educación, incumplimiento del derecho a la salud, deterioro de la cultura... El narcocorrido no es ético ni antiético, están mal o bien manifestados.
El canto cardenche, en vías de extinción, música tradicional de la Comarca Lagunera. Alusión a la planta cardencha, cactus cuyas espinas son difíciles de quitar y causan dolor, metáfora de melancolía y dramatismo reflejado en los cantos a capela a tres o cuatro voces; reflejo de un tiempo en que trabajadores agrícolas y mineros no podían adquirir instrumentos musicales.
Entonces sus voces, crean un sonido profundo y desgarrador. Cantan tragedias, muertes, desgracias colectivas, desamor, tristeza, soledad, nostalgia… Auténtica cultura popular, testimonio histórico y de emociones sociales.
El corrido se remonta a España, aunque la odien, el romancero, poesía y música que llegó hace 4 o 5 siglos, un medio para narrar historias de masas. En la Revolución Mexicana, los corridos alcanzaron forma de comunicación, “corrían” las noticias y acontecimientos políticos, hazañas de héroes y villanos, injusticias y luchas de la época. Los narcocorridos, subgénero de corridos tradicionales, narran historias relacionadas con el narcotráfico, el crimen organizado, el lujo y el poder.
Su popularidad manifiesta un espejo de la realidad social y una forma de expresión cultural. Se hacen atractivos por lo prohibido, generan curiosidad, especialmente entre jóvenes.
Sin duda son influyentes en los medios y redes sociales, se hacen virales y amplifican su alcance. No se puede negar que son una manifestación de libertad de expresión.
Revelan la realidad, son polémicos. La glorificación de la violencia y el crimen es un tema de atención cultural, de enseñanza y de educación, ahí están las causas.
Prohibirlos es imprudencia. La violencia surge del mal ejercicio del poder público, la desigualdad económica, falta de oportunidades, corrupción, impunidad... Realidad dolorosa, pero realidad al fin, no necesariamente un detonante directo de la violencia.
Otros piensan que los corridos glorifican el crimen organizado y normalizan la violencia, se resigna la comunidad, “esta semana solo hubo 100 asesinatos”, ¿fue la música? Revisados con seriedad y compromiso las restricciones normativas punibles, suelen ser ineficaces y pueden incluso generar efectos adversos, como clandestinidad y corrupción.
Recordemos que prohibir las drogas trajo consigo el narcotráfico, fenómeno que benefició a traficantes y gobernantes, lo impulsaron como un nicho de oportunidad. En ese ritmo de vida se fraguó el apogeo de la violencia, materia prima de narcocorridos. Epigmenio Ibarra es un apologeta experto con paternidad de la violencia, la llevó a las pantallas, no se puede negar.
Desde mi punto de vista, “el nudo gordiano” está en AUTENTICAS POLÍTICAS PÚBLICAS que reconstruyan el tejido social y ofrezcan alternativas educativas y culturales que promuevan valores que fecunden virtudes, dignidades que impedirán se haga culto a la personalidad de “jefe de jefes”.
Hay quienes argumentan que la realidad es subjetiva y depende de la percepción individual; otros, sostienen que existe una realidad objetiva independiente de nuestra interpretación.
El mundo HOY está superdotado de información y comunicación, arcilla de la realidad. Prohibir y castigar es reacción violenta, consigna la historia luchas generacionales manifiestas en la contracultura. “Prohibido prohibir” decía don Andrés.
El legislador mexicano debe permitir que la sensatez entrelace una cosmovisión actualizada. Las redes sociales permiten la creación de realidades subjetivas donde los individuos proyectan versiones idealizadas de sí mismos (Idealismo). En la era de las “noticias falsas”, el pensamiento realista es esencial para discernir entre la verdad y la manipulación (Realismo).
La capacidad de dudar y analizar críticamente es más importante que nunca (Escepticismo). En la era digital, el conocimiento se construye de manera colaborativa (Constructivismo). Internet, foros de discusión, redes sociales, muestran la realidad moldeada por interacción e intercambio de ideas.
¿Otro distractor?