- Mario Granados Roldán
Aguascalientes, Ags.- 20 de agosto de 2019.- (aguzados.com).- El presidente López Obrador prometió “limpiar la escaleras de arriba a abajo” para acabar con la corrupción, porque “el pueblo se cansa de tanta pinche transa”, pero resulta que siete meses después la escoba de popotillo está quebrada. La barredora no se la prestaron en el municipio, Y la aspiradora se la escondieron sus colaboradores. A juzgar por el nombramiento de Rafael Calderón Zamarripa, como nuevo representante de la Comisión Nacional del Agua en Aguascalientes, en sustitución de Octavio Cárdenas Denham, perredista encubierto.
La investigación periodística de Vale al Paraíso arrojó que Calderón Zamarripa se desempeñó, al mismo tiempo, como funcionario público y empresario, según acredita la copia mostrada al final de esta colaboración del “Acta de fallo de la licitación MGU-DOPM-R23-15, LO-832017993-N16-2015, para la obra Construcción de cancha de futbol con pasto sintético, Tacoaleche”, firmada por Calderón Zamarripa el 21 de agosto de 2015. La obra no se asignó. La Presidencia Municipal de Guadalupe, Zac., argumentó que la propuesta fue verdadero desmadre técnico y financiero, empezando porque “no presentó la cedula profesional”.
Tres años después, el viernes 1 de junio de 2018, se publicaron documentos que permitieron conocer que Calderón Zamarripa está involucrado en sospechosos manejos cuando trabajaba en la administración lozanista. La SEFIRECU, antes Contraloría estatal, señala que “se constató que el INAGUA adjudicó indebidamente el contrato en comento por 626 millones 698 mil 258 pesos con 98 centavos, ya que recibió dentro de la propuesta técnica presentada por el contratista para la adjudicación de la obra, documentación que carece de una justificación adecuada, precios de insumos y materiales considerablemente fuera de los precios del mercado vigente”; según el informe de “presunta responsabilidad”, el entonces asesor técnico de la institución intervino en la maloliente adjudicación del contrato.
Ese día, el comal le dijo a la olla, personificado por el sentenciado exgobernador Luis Armando Reynoso Femat, quien declaró en la estufa de la amoralidad: No me sorprende el siniestro y el descaro de un gobierno descarado, de la falta de ética, de que el propio Carlos Lozano de la Torre y su hijo José Carlos, junto con su sobrino Alejandro Díaz Lozano, también, estuvieron involucrados en fechorías; es cierto, porque si hay algo que se hizo notar mucho fue la actuación del Instituto del Agua; es cierto, que Memo Saúl Rivera, junto con Rafa Calderón, pues hacían de las suyas en base a tomar la maquinaria propia del INAGUA para perforar pozos y crearon hasta una empresa diferente y con esa misma maquinaria perforaban diferentes pozos a ciertos particulares, incluso en el mismo rancho, La Campana, del gobernador Carlos Lozano.. (Infolínea, 01/06/ 2018).
Las escaleras de los corruptos no están barridas ni trapeadas como comprometió el presidente López Obrador, Calderón Zamarripa es un buen ejemplo.
Porque alguien debe de escribirlo: La victoria de Alejandro Moreno Cárdenas —mejor conocido en el PRIMOR como Amlito—, para la presidencia nacional del PRI, ocasionó otro encontronazo, el enésimo, entre los tóxicos Dinosaurios del tricolor en Aguascalientes, representados por la banda del lorenista Isidoro Armendáriz García y la pandilla del regidor lozanista Netza Ventura Anaya, quienes se disputan los honores de ordenanza por el triunfo del campechano.
Pero a la luz del resultado estatal debería darles vergüenza. Moreno Cárdenas obtiene 2 mil 702 votos, mientras que la yucateca Ivonne Ortega Pacheco, ocupante del segundo lugar, contabiliza un mil 743. La diferencia es de 952 sufragios, que dividida entre los 11 municipios de Aguascalientes, da un mísero promedio de 87 sufragios por demarcación.
Pero lo más grave es que el priismo infestado por lozanistas y lorenistas ubicó a la entidad en el penúltimo lugar nacional de participación —4 mil 706 militantes, que representan el 5% del padrón estatal—, solo arriba de Baja California Sur (un mil 785).
El pleito callejero de los victoriosos es un argumento más para entender la estrepitosa derrota del PRI en las elecciones municipales del primer domingo de este año; caer hasta el cuarto lugar en la contienda por la alcaldía de Aguascalientes no es obra de la casualidad, sino un monumento construido por los perdederos de mil batallas: viejos, alopécicos, obsoletos e incompetentes.
Lorena Martínez Rodríguez jugó por partida doble, como siempre. Públicamente apoyó a Ortega Pacheco. Privadamente mandó a su desafinada banda grupera con Moreno Cárdenas. La “explicación no pedida, acusación manifiesta”, de Agustín Lara, perdón, de Armendáriz García, confirmó la especie.
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