Mario Granados Roldán
Aguascalientes, Ags.- 25 de junio de 2019.- (aguzados.com).- Seguramente inspirado en la estridente travesía de los centroamericanos por buscar El sueño americano, el referente de la hepatitis amarilla del Amee, decidió cambiar de aires, estadio, casa club, compañeros de equipo y afición, para ir al encuentro de El insomnio tapatío, a sus avanzados 35 años de edad, llevando a cuestas recurrentes lesiones que le originaron perderse 14 partidos en la Fase Regular; disminuir la productividad goleadora hasta anotar, apenas, 26 pepinos en 78 encuentros de la Fase Regular; enfrentar la dura competencia de Nicolás Castillo, Roger Martínez y Henry Martín; y calentar la butaca en la zona de suplentes.
El Hermoso valoró pros y contras de la cuestionable decisión. Visualizó las mentadas de madre de la Birria Asesina y los Chivahermanos, que se sintieron agredidos por su procedencia del América de Televisa, donde se burlaba del Guadalajara.
En la granja de los pollitos bonsái la rabia se manifestó en la persona del legendario americanista, Antonio Carlos Negro Santos, al calificarlo de Judas, traicionero y mercenario
Pero a Oribe Peralta Morones le valió una pura y dos con sal, al quitarse el pico curvo del águila y colocarse los diminutos cuernos de la devaluada cabra, por el dorado salario anual de dos millones de dólares 38 millones 500 pesos). Al fin, los guatemaltecos, hondureños y salvadoreños la están pasando peor en suelo mexicano al sentir el frío de los nacionales.
De acuerdo a una encuesta nacional telefónica residencial, aplicada por El Financiero del 14 al 16 de junio, a 410 mexicanos adultos localizados en las 32 entidades federativas, el 63 por ciento de los entrevistados opina que el gobierno mexicano debe cerrar la frontera a los migrantes, esto es nueve puntos más que lo que se había registrado hace dos semanas, con 54 por ciento.
El 67 por ciento está de acuerdo con militarizar la frontera sur para detener la migración hacia Estados Unidos, frente a 31 por ciento que está en desacuerdo. A su vez, la mayoría rechaza que México sirva como estancia a los migrantes en espera de trámites migratorios en Estados Unidos.
Por lo visto, nada tenemos de Carmeiltas Descalzos o Siervos de María Santísima; es más, para el periodista Raymundo Riva Palacio los mexicanos somos xenófobos y racistas. No es nuevo. Somos hipócritas y sibilinos, que al escudarnos siempre en sonrisas y calidez al primer contacto, proyectamos una imagen contraria a lo que somos debajo de la epidermis. Discriminamos por el color de la piel, por condición socioeconómica, y hasta por la forma como se habla y viste. Usamos palabras para marcar las diferencias –como al emplear nacos, indios y fifís genéricamente, y georreferenciar el racismo, como cuando al describir comportamientos se habla de los satelucos.
El columnista califica a la mexicana como una sociedad refractaria, rígida y hermética, aún entre nosotros mismos. Muchas veces no queremos ver los monstruos que llevamos dentro. Somos de una cordialidad extrema cuando decimos, como parte de nuestros modales, “la casa de usted” cuando hacemos una referencia al lugar donde vivimos, sin que en la mayoría de las veces demos pasos para adelante. ¿Cuántas personas que suelen decir eso como muletilla de urbanidad pasan a la siguiente fase y abren realmente las puertas de la casa de uno al extraño? Nos excedemos en atenciones cosméticas y siempre decimos a quien hacía años no veíamos: “Qué gusto verte. He estado pensando mucho en ti. ¿Cuándo nos tomamos un café?”. La respuesta es idéntica. Sabemos que eso no se siente ni se piensa, pero forma parte de un código de comunicación muy mexicano, y muy falso (El Financiero, 20/06/2019).
Ni en lo más recóndito de mi pensamiento se alberga la posibilidad de imaginar que los bellos ojos tapatíos de las Chivahermanas desprecien a Oribe Peralta por su rara hermosura o su cabello tipo cepillo de cerdas naturales; más bien, suponen que dentro de 20 años la Hepatitis Amarilla les mande a su portero Agustín Marchesín, o les entregue algún representante del glorioso Inapam.
Mientras eso ocurre, con el regalo envenenado, Televisa asegura que el Guadalajara le renueve el contrato de derechos de transmisión en exclusiva.
Porque alguien tiene que escribirlo: Hasta la próxima.
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