Ciudad de México.- 19 de junio de 2019.- (aguzados.com).- El debate entre México y Estados Unidos por la migración cambió en el momento en el que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, amenazó con imponer un arancel de 5 por ciento a los productos provenientes de México. Este arancel aumentaría paulatinamente en caso de que nuestro país no realizara las acciones necesarias para detener la llegada de migrantes.
Luego de tres días de negociaciones entre diplomáticos de ambos países, se logró detener la propuesta de los aranceles a cambio del compromiso de México de reducir el flujo de migrantes centroamericanos. Para ello, el gobierno indicó que enviaría elementos de la Guardia Nacional a la frontera sur.
Más allá de los discursos sobre el apoyo que México dará a los migrantes, datos del Instituto Nacional de Migración indican que ha habido un crecimiento constante en el número de personas provenientes sobre todo de América Central y el Caribe que han sido deportadas. También ha habido cambios en la opinión pública del país respecto de cómo son vistos los migrantes. En los últimos meses registramos en las encuestas nacionales de Parametría un incrementado en el rechazo a su llegada. Esto es aún más notable en las ciudades o regiones fronterizas.
Los datos oficiales indican que en 2017 fueron deportadas más de 90 mil personas. Para 2018 ese número creció a 138 mil, y en lo que va de 2019, con corte a abril, se han deportado más de 50 mil. La mayoría de las deportaciones han sido de personas provenientes de Honduras, Guatemala, El Salvador y Cuba. Estas cifras muestran que en 2018 ya había un incremento significativo de los migrantes que llegaron al país y también en las deportaciones.
La mayoría de los mexicanos —nueve de cada diez— sabe de los migrantes que han llegado de Centroamérica y están pasando por nuestro país. De noviembre de 2018 a abril de 2019 crecieron 12 puntos quienes están enterados de la llegada de migrantes a México; es decir, se ha convertido en un tema de interés nacional y cada vez más polémico.
En los últimos cinco meses se observan cambios considerables en las opiniones sobre cuál debería ser la postura del gobierno mexicano con los migrantes que vienen de Centroamérica. En este tiempo creció el porcentaje de personas que están en desacuerdo con que el gobierno de México permita su entrada al país. El rechazo a permitir la entrada de migrantes pasó de 32 a 58 por ciento, es decir, hubo un repunte de 26 por ciento. Un cambio notable en un muy breve periodo de tiempo.
Las personas que dijeron estar ni en acuerdo ni en desacuerdo con permitir la llegada de migrantes, es decir, que tenían una postura neutral en el tema, casi desapareció al pasar de 20 a 3 por ciento. También quienes no supieron qué contestar disminuyeron de 7 a 2 por ciento. Es decir, parece ser que quienes no habían tomado postura en este tema lo están haciendo y en su mayoría rechazan que se permita la llegada de migrantes.
A pesar de estar contra su llegada, creció el porcentaje que considera que es responsabilidad del gobierno mexicano proteger a los migrantes de otros países en su paso por México: de 38 a 50 por ciento. No obstante, hay un 48 por ciento que considera que no es responsabilidad de nuestro país proteger a los migrantes que pasan por aquí. Nuevamente disminuyen quienes no supieron qué contestar a la pregunta de 13 a 2 por ciento.
El tema no deja de tener posturas polarizadas entre quienes creen que sí existe una responsabilidad del país con los migrantes y quienes no, al tener porcentajes cada uno casi por la mitad.
Es interesante ver que cuatro de cada diez mexicanos dijeron haber visto algún migrante centroamericano en los últimos 12 meses en la localidad donde viven. Este dato es difícil de considerar como cierto o comprobar y podría estar relacionado más a un efecto mediático de la cobertura de estas caravanas que han llegado al país.
El dato más relevante de los reportados anteriormente es el notable cambio de actitud tanto con los migrantes en general como con las caravanas en particular. No es fácil saber si esto se debe a la cobertura mediática del tema o a la preocupación de la ciudadanía con algún sustento empírico. Lo cierto es que hemos pasado de una actitud de solidaridad con los vecinos del sur a uno de suspicacia, por no decir rechazo, ante el nuevo escenario de su migración o incluso de su permanencia en nuestro país.