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Festejando a la Patria, II Etapa de la Guerra de Independencia

  • Surge el Siervo de la Nación para continuar la lucha de Miguel Hidalgo y Costilla

Alfonso Morales Castorena

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Aguascalientes, Ags., 10 de septiembre de 2014.- (aguzados.com).- En la primera de las cuatro etapas en las que los historiadores han dividido la Guerra de Independencia, señalamos el inicio de ésta, las primeras batallas, sonadas victorias y amargas derrotas de los insurgentes, la aprehensión por traición de sus líderes y el fusilamiento de los mismos, Ignacio Allende, Juan Aldama, Mariano Jiménez y del llamado Padre de la Patria, Miguel Hidalgo y Costilla, once meses después de iniciado el gran movimiento armado en el municipio guanajuatense de Dolores.

Pero ni la ejecución de los cabecillas del levantamiento contra la Corona Española, inhibió el deseo y la esperanza de los insurrectos para continuar adelante con la lucha armada, el mando del ya numeroso contingente lo asumió de inmediato, ese mismo mes de julio de 1811 el también sacerdote y discípulo del Cura de Dolores, José María Morelos y Pavón.

morelossannicolas10sep14El ahora llamado Siervo de la Nación, que naciera en la ciudad de Valladolid, hoy Morelia, en septiembre de 1765, ingresó al Colegio de San Nicolás que dirigía Miguel Hidalgo y Costilla, ya cuando frisaba los 30 años de edad, deseoso de continuar parte de los estudios que le impartiera su madre, de quien recibió las primeras lecciones y le enseñó a leer y a escribir.

Antes de ello, Morelos, proveniente de familia humilde, se había empleado como conductor en jefe de una recua - traslado de caballos y ganado por entre cerros y montañas - en la ruta México - Acapulco, cuya experiencia pondría en juego para enfrentar a las fuerzas realistas en el sur del país, al unirse al movimiento armado a finales del mes de septiembre de 1810.

Para entonces, ya ordenado sacerdote y tomado las órdenes religiosas, había desempeñado su ministerio en calidad de cura en las ciudades de Churumuco, Cáracuaro y Necupétaro, donde en esta última se enteraría de la insurrección y acudiría al lado del ya ex rector del Colegio de San Nicolás, para unirse a la causa.

Miguel Hidalgo y Costilla lo nombra de inmediato su lugarteniente y le ordena llamar a las armas a los pobladores de las ciudades del sur del país, tomar Acapulco y tender un cordón de seguridad desde el puerto hasta la ciudad de México, para garantizar el éxito de la lucha contra los realistas en zonas montañosas que años atrás recorriera en su trabajo de arreador de recuas, sin que se contara con una estrategia de guerra.

Sin embargo, Morelos, se descubrió como un gran estratega en estos menesteres, tener don de mando innato para organizar a sus tropas y un talento militar de altura, que pronto lo llevó a conseguir sonados triunfos en sus batallas contra el ejército español.

Con el camino ya libre, se interna en el estado de Guerrero y en el poblado de Petlatán incorpora a sus huestes a los hermanos Galeana - Hermenegildo e Ignacio - y para entonces ya contaba con el apoyo de Vicente Guerrero, aun así no lograría tomar la plaza de Acapulco y asegurar el Fuerte de San Diego, sino hasta agosto de 1813.

Pero dos años antes, en 1811, al conocer la muerte de sus compañeros de armas en la ciudad de Chihuahua, antes de iniciar la campaña rumbo a Acapulco, cumpliendo las órdenes que recibiera del ya extinto Miguel Hidalgo y Costilla, primero marchó a Chilpancingo, Guerrero y de ahí se dirigió a Izúcar, Puebla, enfrentando pequeñas escaramuzas con los realistas, de las que salió avante.

morelostaxco10sep14Continuó su camino rumbo a Taxco, Guerrero, con la finalidad de preparar la defensa de Cuautla, una de las poblaciones más importantes del estado de Morelos, que para entonces era asediada por el virrey Félix María Calleja, que la consideraba un bastión importante para frenar la marcha de los sublevados.

La historia registra entonces, que tras 72 días de asedio del ejército español, éste abandona la población, dejando una estela de desolación y muerte a su paso por los caminos que los realistas recorrieron al batirse en retirada, olvidándose incluso de sus compañeros caídos en el cumplimiento de su deber, ante el empuje, coraje y bravura de los hombres comandados por Morelos y los hermanos Galeana.

Ya con la plaza de Cuautla asegurada y al resguardo de su contingente, se toma la decisión de replegarse a Izúcar y Chiautla, en el estado de Puebla y finalmente opta por establecer su cuartel general en la ciudad de Tehuacán, en el mismo estado.

Después de un breve receso, que sirvió para reorganizar su ejército y agenciarse las vituallas requeridas, se lanza de nuevo a la lucha y su siguiente campaña se enfrenta a los realistas en las Cumbres de Acultzingo, muy cerca de Orizaba, a los que derrota en toda la línea.

Con el ánimo de su gente encendido por la victoria lograda, marcha a Oaxaca, se establece momentáneamente en ella y funda el periódico Correo Americana del Sur e inicia los preparativos para incursionar en el puerto de Acapulco y cumplir de esa forma las primeras órdenes que recibiera del Cura de Dolores.

La incursión armada le redituó la victoria en agosto de 1813, cuando finalmente logró posesionarse del Fuerte de San Diego, las fuerzas realistas que defendían el puerto de Acapulco, se rendirían y abandonarían la plaza, dejándola en manos de los insurgentes.

Luego de tomar Acapulco, en septiembre de ese mismo año, Morelos convoca al Primer Congreso de Anáhuac a celebrarse en la ciudad de Chilpancingo, en el que daba por hecho la independencia absoluta de México con la Corona Española y decreta como oficial la religión católica y la igualdad entre todos quienes poblaban y residían en territorio mexicano, trátese de españoles, indígenas, criollos, mestizos y miembros de las distintas castas.

Además y como un hecho adelantado a su tiempo, concede el voto a todos los varones nacidos en territorio mexicano y prevé la formación de latifundios al limitar las vastas tierras de cultivo, aparte de que establece la división de poderes que hoy conocemos como Legislativo, Ejecutivo y Judicial y decreta la educación obligatoria y gratuita, sin distinción de género para todos los habitantes de la recién independiente nación, por cuyos actos fue nombrado Generalísimo por el Congreso Insurgente que él mismo formara.

De vuelta al puerto de Acapulco para conocer la situación que prevalecía y recomponer su mando, es enterado del plan de ataque del virrey a Tehuacán, Puebla, para disolver el Congreso Insurgente que ahí estableciera y emprendió la marcha a esa población, para su defensa.

Pero al pasar por su ciudad natal, con el propósito de celebrar la Noche Buena con sus familiares, es traicionado por un antiguo compañero de armas ese mismo 24 de diciembre de 1813, derrotado en batalla, hecho prisionero en Temazcala y trasladado a la capital de México, donde se le confina en la cárcel de la Santa Inquisición.

morelosicono10sep14A su captura el Congreso Insurgente le retiró el poder ejecutivo que le había conferido, lo abandonó a su suerte y como consecuencia de su detención surgieron severas fisuras en sus segundos en el mando, entre los que se podía contar a Ignacio López Rayón, Juan Nepomuceno Rosáins, Manuel Mier y Terán, José María Coss y Guadalupe Victoria, que no lograban entenderse entre sí y el resquebrajamiento de las fuerzas insurgentes estaba a un paso de consumarse.

Para entonces en ese periodo de 1812-1814, el país enfrentaba, además de la lucha armada, y acaso como consecuencia de la misma, una serie de epidemias semejantes a los cuatro Jinetes del Apocalipsis, según refieren los historiadores, que mataron a mucha más gente, que las mismas balas y cuchillos en ambos bandos.

Aunado a que los insurgentes impedían el libre tránsito por la zona del sur bajo su dominio, como era la ruta Veracruz-México, para dar a conocer en España la difícil situación que enfrentaban quienes vivían en la capital y recibir el auxilio que se requería con la finalidad de combatir las epidemias que los abatían, con los rudimentarios medicamentos conocidos en esa época.

Se calcula que en el año de 1813, una epidemia de tifo que asoló a la Nueva España mató a uno de cada diez de sus habitantes y ante tal calamidad, la iglesia en concordancia con el cabildo capitalino, prohibió el tañer fúnebre de las campanas en sus templos para no provocar el pánico general y con ella la desbandada de sus ciudadanos a otros lugares que estuvieran libres de la mortal enfermedad, en busca de salvar la vida.

La situación de salud de los habitantes de la capital, se complicó aún más en virtud de que el H. Ayuntamiento, carente de recursos para cubrir sus propias necesidades, ante el alto costo de la guerra, dejó de realizar los trabajos de su competencia, como era entonces la limpieza de las atarjeas, la recolección de la basura y el barrido de sus calles, que vendría a darle un toque más tétrico al entorno capitalino.

Aun así y pese a no contar con líderes que se hicieran cargo de continuar la lucha, los insurgentes continuaron enfrentando a los realistas, al desdén de sucumbir por el contagio de la epidemia y aun cuando lograron algunas pequeñas victorias, poco a poco su lucha armada fue disminuyendo.

La desesperanza de los insurrectos por alcanzar la gran victoria, creció aún más, al conocerse la noticia del fusilamiento del jefe más brillante que hubieran tenido el movimiento armado, José María Morelos y Pavón, ocurrido la noche del 22 de diciembre de 1815, después de ser degradado como sacerdote, en Ecatepec, Estado de México.

Cuenta la historia de México que antes de ser pasado por las armas, José María Morelos y Pavón, en el ministerio de su profesión sacerdotal habría elevado una plegaria con las siguientes palabras "Señor si he hecho bien Tú lo sabes y si he hecho mal, me acojo a tu infinita misericordia".

Pero para sí para los insurgentes su muerte representaba la desorganización total, el fin de la lucha armada y la ausencia de líderes que los guiaran hacia el camino de la libertad, manteniendo la idea de independizarse de España, para los realistas vendría a ser la victoria que esperaban para acabar con la sublevación, tema que trataremos en nuestra siguiente entrega.

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