Jueves, 18 Abril 2024
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Las Ciclovías, una Política de Estado (Primera Parte)

Columna de Mezquite

Las Ciclovías, una Política de Estado

              (Primera Parte)

Lic. Guillermo Macías y Díaz Infante

mezquite22may14

No hay proyecto de gobierno para Aguascalientes que sea más positivo, más trascendente y más conveniente y más necesario que el establecimiento de una red de ciclovías, tanto para la ciudad, como para las áreas suburbanas, los pueblos y aún las áreas rurales.

Ni la atención a la seguridad ni el impulso de la industrialización en su vertiente metalmecánica ni en su aspecto agroindustrial, ni los proyectos para la educación, la salud o la alimentación, todo ello dadas las actuales circunstancias de nuestra ciudad y estado, propiciarían mayor desarrollo y un cambio profundo en nuestra sociedad que la construcción de una red integral de ciclovías.

Los gobernantes actuales o futuros que piensen que desprecien la construcción seria de un sistema integral de ciclovías, son unos políticos miopes y carentes de la dimensión de estadistas.

En la población aguascalentense se percibe un deseo por andar en bicicleta, no como un medio sustitutivo del automóvil, sino como una manera alternativa de transportarse para muchas circunstancias y momentos. Lamentablemente no existen las condiciones de seguridad, infraestructura e información para que la gente lo haga y desde luego faltan las bicis adecuadas para la ciudad (no es lo mismo una bici de montaña que una para ciclismo urbano).

Ya hemos dicho, hemos insistido en que “un sistema integral de ciclovías transformaría Aguascalientes y a los aguascalentenses, generando un círculo virtuoso de efectos y consecuencias cada vez más, mayores y mejores. La existencia de una red integral de ciclovías, y desde luego su utilización y mantenimiento generará, en primer lugar, un cambio en la cultura vial (que desde luego necesitaría en alguna medida del ejercicio de la función de autoridad que aplique con firmeza la ley a los reacios).

La circulación vial en condiciones de una cultura del orden es a su vez un factor que propicia la convivencia armónica. Se iría imponiendo el orden sobre el desorden y se iría adquiriendo conciencia de la necesidad del respeto a las normas comunitarias. De esto nuestro pueblo está muy necesitado. Las ciclovías serían entonces un factor generador de respeto al orden público y por ello un elemento educativo (hay que reconocerlo, necesitamos educación sobre lo público) para grandes y chicos.

El ciclista –sea quien sea- por estar en condiciones de desventaja para el caso de un accidente contra otro vehículo, se convierte automáticamente en un vigilante del orden y en un habitante exigente del orden público, porque sabe que si no lo exige, si no lo hace valer, su integridad y su vida corren riesgo.

Así, el círculo se cierra en este aspecto: el ciclista circula porque hay orden y porque el mínimo desorden le puede afectar gravemente, colabora a hacer prevalecer el orden; se actúa con conciencia del orden y se vive con responsabilidad hacia el orden. Hay a fin de cuentas una fuente de cultura hacia la convivencia ordenada. Los grandes nos reeducamos y los niños aprenden a vivir en un ambiente de respeto al orden público. Las ciclovías reeducan y educan a todos y en todos sentidos.”

Las ciclovías son un proyecto de cambio profundo para la sociedad aguascalentense y bien pudiera ser un modelo nacional de desarrollo urbano para muchas ciudades y regiones del país. Nuestra comunidad necesita estadistas, políticos que propicien el verdadero desarrollo. Gobernante que no vea lo anterior, no sirve como gobernante.

Las ciclovías son el proyecto de desarrollo social, cultural, económico, educativo y de salud más importante que puede diseñarse para Aguascalientes.

No se puede pensar como gobernante que construir ciclovías es establecer algunos metros o kilómetros de espacio confinado para que unos cuantos pobres se transporten a fuerza de pedalazos.

Tampoco se puede pensar que una red de ciclovías sería para el uso de unos cuantos jóvenes de pensamiento marginado o incomprendidos.

Tampoco se puede despreciar, minimizar la importancia, la conveniencia y la necesidad de un proyecto de ciclovías, argumentando que son pocos los que actualmente hacen uso de este medio de transporte en la ciudad y en base a ese criterio hacer un proyecto pobre.

Quiero señalar, con todas sus letras, que los actuales gobernantes en los distintos ámbitos, de los que tienen a su cargo la conducción de las políticas públicas, de las obras públicas, del desarrollo y del urbanismo en Aguascalientes, se han olvidado de que la ley los obliga al establecimiento de las ciclovías. No hacerlo, es incumplir con la ley, pero sobre todo, es una grande muestra de una enorme pobreza política.

Efectivamente, en las últimas obras públicas viales la autoridad ha ignorado el mandato legal relativo a las ciclovías. Ahí está el nuevo paso a desnivel de Segundo Anillo y Agostaderito. Con independencia de que va a ser un nuevo embudo automovilístico como muchos de los pasos construidos hace pocos años, es un tapón, es una barrera para la movilidad en bicicleta. Y peor que eso: es la construcción de una zona de peligro para los ciclistas. Es una irresponsabilidad social, cultural, política, jurídica y gubernativa.

Los gobernantes encargados del urbanismo siguen diseñando hasta el día de hoy el fracaso de Aguascalientes como ciudad con posibilidades de un desarrollo sano, ordenado y trascendente.

(Continuará)

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