Jueves, 25 Abril 2024
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Las Ciclovías, una Política de Estado (Quinta y Última Parte)

Columna de Mezquite

Las Ciclovías, una Política de Estado

             (Quinta y Última Parte)

Lic. Guillermo Macías y Díaz Infante

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Durante los últimos años he hecho varios viajes para visitar Holanda y permanecer allá durante varias semanas cada vez y así he podido conocer, experimentar y aprender a fondo del sistema de ciclovías holandesas y de la cultura de la bicicleta tan profundamente arraigada en el país de los quesos y tulipanes.

En Holanda hay dieciocho millones de bicicletas para dieciséis millones de habitantes; nueve de cada diez desplazamientos al trabajo, a las compras o de visita se hacen en bici y es el medio de transporte más importante para ir a la escuela: el cuarenta por ciento de los niños de primaria van en bici y el setenta y cinco por ciento de los de secundaria y prepa. Imagínese el beneficio en salud, economía, practicidad, medio ambiente y hasta como parte de la cultura del esfuerzo (pero no crea que cuesta mucho trabajo pedalear en Holanda; es un placer).

¿Qué es lo más evidente de la cultura de la bicicleta en Holanda?

a) La infraestructura de las vías mismas, que va a todos lados y que propicia seguridad;

b) el respeto que se da por parte tanto de los ciclistas como de los conductores de otros vehículos y también de los peatones a las reglas de vialidad y

c) ¡no hay gordos! Créame, en Holanda no se ve gente gorda y lo común, diariamente a todas horas, en todos lados es ver desde niños hasta viejitos y viejitas con más de ochenta años de todos los estratos de edad por igual andando en la bici en sus actividades diarias. Chavos, chavas, chavitos, ejecutivos, viejitas, elegantes funcionarias, señoras, empleados, parejas, todos van en bici a todos lados.

Nosotros en Aguascalientes carecemos de un sistema de ciclovías, por la falta de visión de nuestros gobernantes.

Nuestros políticos cometen graves errores por los que no se deciden a dotar a la ciudad de una red de ciclovías: ellos consideran que la bicicleta es un instrumento sólo de recreación o deportivo o de transporte de pobres o de desadaptados sociales; a esto respondemos que la bicicleta no es un instrumento de tortura inevitable por causa de la pobreza, ni es privativo del ejercicio de deportistas consumados, ni es muestra de desadaptación social sino de una visión para una mejor adaptación de la sociedad.

Debe hacerse de lado la idea -otro gran error de nuestros políticos- de considerar que los usuarios de una red de ciclovías, serían nada más quienes actualmente, por una u otra razón, usan la bicicleta, especialmente como medio de trasporte, error al que respondemos que todo mundo andaría en bici, si hubiera seguridad. Otro error de nuestros políticos es también el pretender confinar las ciclovías a los camellones, bajo el criterio de hacerlas “ahí donde quepan”, a lo que respondemos que las ciclovías deben ir sobre los lados de las vialidades, no al centro y desde luego sobre todas las vialidades; en los camellones no cumplen con su función de ser vías que faciliten el acceso de las personas a todo lo que existe en los lados de las calles.

Como otro de los graves errores señalaremos el consistente en pretender planear ciclovías bajo el criterio de “origen-destino”; a esto respondemos que debe desaparecer ese criterio y planearse la red bajo el criterio de “todo es origen; todo es destino”.

Otro error de los políticos es pensar en construir en Aguascalientes un conjunto de pedazos de ciclovías como parte de un proyecto cuyo único fin fuera la renta de bicis; a esto respondemos que un proyecto de renta no funcionaría para los aguascalentenses. También sobre los errores fundamentales diremos que no se puede conferir la dirección del proyecto a quien no es ciclista y de que el proyecto no debe ser diseñado por forasteros ni extranjeros. Y por último, señalaremos el más grave error de todos, que es el que los políticos hablan de ciclovías sin saber lo que en realidad implica el tema de ciclovías.

Por ellos, por los políticos, Aguascalientes no tiene una red de ciclovías, que de existir tendría muchos efectos grandes, positivos y trascendentes.

Los efectos positivos de un sistema de ciclovías no son nada más para quienes ande o quieran andar en bici. Son para toda la comunidad, tanto en lo social y cultural, en lo económico, en lo ambiental y en lo vial.

La bicicleta acerca al usuario a su destino. La bicicleta es un vehículo útil y no superfluo; su utilidad está en función de uso pero su uso depende de la seguridad y facilidad. Las ciclovías son viables como infraestructura vial para transportarse a la escuela (de secundaria, para arriba), al trabajo (comercio, servicios, industria), de compras, a las oficinas públicas, a los centros deportivos y lugares de cultura y esparcimiento, a la iglesia y a todos lados.

Entre los efectos de una red de ciclovías que brinde seguridad y facilidad está en primer lugar la salud; el uso constante, poco o mucho, incuestionablemente beneficia a la salud y hasta mejora la autoestima por aquello de que mejora la figura. Créame el lector en esto que insisto: en Holanda no hay gordos… ¡ni gordas!

Los efectos económicos son muchos y no sólo para los ciclistas. Se ahorra en todos los gastos que implica el uso de un vehículo, empezando por la gasolina o el precio del transporte público. Ahora bien, véase el lado del comercio y los servicios: la posibilidad de más accesos a los establecimientos de comercio y de servicios, de manera más práctica, fácil y barata y hasta más rápida, aumenta de inmediato y ello en gran medida, su volumen de ventas. Mire Usted: en algunos lugares de Holanda las ventas del comercio significan un 56 por ciento a ciclistas, un 10 a peatones, un 14 a usuarios de transporte público y un 25 a compradores que llegan en automóvil. Esto se debe a la facilidad y practicidad del acceso en bicicleta… gracias a la seguridad que brindan las ciclovías para desplazarse por ellas y a la existencia de espacios para estacionarlas.

Por cierto, sobre el diseño de la remodelación de la Plaza de la Patria en Aguascalientes pregunto a los gobernantes: ¿Se consideró el establecimiento de espacios e infraestructura para estacionamiento de bicicletas? Les recuerdo que eso es una obligación legal.

En lo ambiental los efectos positivos son trascendentes. Sin embargo este tema no es muy convincente o atractivo para nosotros los mexicanos con el fin de decidir la realización de un sistema de ciclovías, pues somos dados a que no nos importen los asuntos de interés general o lo que no nos impacte de manera directa, sensible e inmediata. Hay muy poca conciencia en este tema, pero los efectos positivos de una red de ciclovías pueden hacer que la conciencia de pocos beneficie a todos los partidarios de la inconciencia.

La vialidad, es decir, la circulación por la ciudad se vería notoriamente mejorada, facilitada y agilizada, para el bien de todos y ello con efectos positivos hacia múltiples aspectos de la vida de la ciudad.

Andar en bici en la ciudad no es cosa de titanes. Para efectos ilustrativos señalaremos que la distancia desde la Plaza de la Patria a cualquier punto del Primer Anillo es una mínima de 1.7 kilómetros y una máxima de 2.7 kms; es decir, un viaje de ida y vuelta del Primer Anillo al centro de la ciudad representa un mínimo de 3.4 y un máximo de 5.4 kms. Esas distancias son suficientemente pedaleables para cualquier persona. Los tiempos: en esa distancia, a paso verdaderamente tranquilo, sin ninguna pretensión de ir como en carreras ni mucho menos, el tiempo que haría un habitante promedio sería de 12 a 13 minutos. Del Segundo Anillo (Clínica 10) a la Ciclovía de Gómez Morin, siguiendo una dirección transversal hacia el nororiente, sin transitar por los anillos, son 6 kms y se recorren tranquilamente en 23 minutos aproximadamente. Más rápido que en automóvil o en transporte público; más práctico, más eficiente, todo esto en vista a la vialidad.

Podríamos abundar en los efectos positivos de un sistema integral de ciclovías, pero no acabaríamos. Sin embargo, sí queremos insistir en que es el proyecto de transformación social más importante que se puede realizar en Aguascalientes y si a los gobernantes les preocupa el costo, les diremos que con imaginación se puede recuperar parte de la inversión o generarse recursos para el mantenimiento de la red, pero de por sí, la utilidad pública, el beneficio social de una red de ciclovías vale mucho más que su precio en dinero y su costo político.

El uso de la bicicleta no se fomenta con paseítos ridículos de los políticos, para tomarse la foto. Eso es demagogia y populismo. Y además es estúpido, pues es equivalente a querer que la gente practique el deporte de los clavados… aventándose a una alberca sin agua. Sin ciclovías, sin seguridad, no hay fomento que valga. Las ciclovías son el fomento mismo. Son el camino a la transformación.           

El año pasado (2013), durante los meses de mayo a septiembre (el tiempo de calor en nuestra ciudad), me di a la tarea de recorrer la ciudad (en bicicleta, desde luego) con el único fin de ver las calles y avenidas con ojos de planeación de la red de ciclovías. Recorrí más de mil kilómetros (más de mil, leyó usted bien) y tracé un plano de lo que puede ser la red inicial por toda la ciudad, el cual como características principales y esenciales tiene la visión de seguridad, la mínimamente necesaria realización de obras materiales, el menor costo posible y la viabilidad que ofrecen nuestras vialidades. En ese plano hay ciclovías de carriles exclusivos, especiales y hay vías de “circulación segura”; totalmente se evitan los tres anillos, pues en éstos, sin importantes obras de adaptación, no son viables. En esa red se podría transitar en la ciudad de norte a sur, de oriente a poniente y de la periferia al centro (y desde luego en sentido opuesto) en condiciones de seguridad vial.

Yo transito actualmente por las vialidades de ese plano, aún sin ciclovías, y en mucho por las vialidades que he denominado como de “circulación segura”, que son calles de baja afluencia de vehículos. Y créame el lector, que lo disfruto a pesar de que aún en las vías de baja circulación hay que irse cuidando de la incivilidad vial que vive entre nosotros, pero este andar en la bici me ha convencido que con ciclovías, Aguascalientes se transformaría en lo social, en lo cultural, en lo cívico, así como económica, vial y ambientalmente.

Ese plano, que incluye además de la red, el tipo de cada ciclovía en cada avenida, calle o tramo, su ubicación en la respectiva vialidad, los croquis de las principales intersecciones, la relación de obras necesarias de adaptación y la ubicación de los “puntos de referencia”,  se lo entrego, se lo regalo al gobierno el día que tengan aprobados los fondos para la construcción integral de una red ciclovías que comprenda al menos 100 kilómetros.

¿Ciclovías, por qué una política de estado?

Realizar un proyecto de ciclovías en Aguascalientes es digno de un estadista; es generar desarrollo social y económico y es convertir a Aguascalientes en un modelo nacional de cultura cívica y de transformación social.

Para hacer de Aguascalientes la ciudad ciclista que puede ser se requiere visión y convicción, iniciativa además de inventiva y voluntad más que dinero.

El procedimiento para la realización de un sistema de ciclovías empieza en la convocatoria social para el consenso, sigue por la consulta o encuesta particular a los habitantes de la ciudad, el plano rector, la determinación del esquema financiero (recursos públicos de los diferentes ámbitos de gobierno, financiamiento internacional, participación institucional y cooperación de particulares) y la creación del marco jurídico regulador y la construcción. Un proyecto de ciclovías no termina con la foto de la inauguración.

Invito a los funcionarios municipales y estatales a que recorramos la ciudad una semana en bicicleta, de un lunes a un sábado. Haríamos recorridos como los que la gente haría en ciclovías… pero sin ciclovías. No se rajen. Haríamos recorridos en la mañana, a medio día y en la noche; no se asusten, no serían largos. Cortitos, entre quince y veinte kilómetros diarios, repartidos en tres momentos del día. Con ello ¿qué pretendo? Convencerlos de la conveniencia y practicidad del uso de la bicicleta, pero al mismo tiempo, de la necesidad y conveniencia de una red ciclovías e infraestructura. ¿Le entran? ¿Con seriedad? ¿Quién se apunta?

No obstante lo anterior, no abrigo ninguna esperanza de que nuestros gobernantes entiendan y emprendan pronto un proyecto de esta magnitud, de esta trascendencia en cuanto proyecto de transformación y beneficio social. No se le pueden pedir peras al olmo. Pero como ciudadanos podemos empujar para que éste sea un proyecto social que consensado que se convierta en mandato, que sea una acción obligada de gobierno. De otra manera, este proyecto de transformación social no será realidad y Aguascalientes seguirá como hasta ahora, sólo con más de lo mismo. Las ciclovías son un camino hacia la dimensión de estadista.

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